• 01/01/2019 01:00

La paz en Panamá es la de la espada

Pero muchas autoridades prefieren la paz de la espada; para no hacer nada, y propiciar el caos y la violencia

La espada es la autoridad con la cual quedamos investidos al recibir un nombramiento o designación; es para aplicar la Ley, normas, reglamentos y procedimientos; para planificar, realizar cambios; reclutar personal idóneo; evitar cuerpos extraños: larvas y parásitos. Es para guiar promoviendo la convivencia normal y pacífica entre los ciudadanos. Cualquiera diría: ‘esto es lo idílico'. No, es lo normal. Pero muchas autoridades prefieren la paz de la espada; para no hacer nada, y propiciar el caos y la violencia.

Creo que si hurgamos más en estas expresiones, tendríamos que remontarnos al libro de Génesis en la Santa Biblia. En el capítulo 1, dice: ‘En el principio creo Dios los cielos y la tierra. (2) Y la tierra estaba desordenada y vacía'. Cuando meditamos en el particular, nos damos cuenta de que Dios es el amo del orden, lo contrario es caos o entropía o todo lo que es contrario a Dios. En el orden está lo bueno, lo normal. Pero lo normal solo ocurre en el plano terrenal, cuando la gente empieza a cumplir con sus obligaciones.

Llevemos esta realidad a la Asamblea Legislativa. Sucede que no tenemos Asamblea, lo que tenemos ahí es un lugar donde se tranzan cosas y se llega a acuerdos y donde a Pablo, Pedro y Pueblo no se les toma en cuenta. Remítase a las funciones de la Asamblea Legislativa: ‘El Articulo 153 de la Constitución establece que la función legislativa de los legisladores es ejercida por medio de la Asamblea Legislativa y consiste en expedir las leyes necesarias para el cumplimiento de los fines y el ejercicio de las funciones del Estado declarado en la Constitución'. No dice que los legisladores tengan que manejar dinero ni fondos ni administrar partidas de presupuesto. No tienen que manejar absolutamente ningún centavo. Solo les corresponde la discusión y aprobación del Presupuesto General del Estado, así como algún ajuste necesario, según sean los intereses del Estado. Pero ellos viven como las lavanderas, sacando agua del pozo para sus necesidades.

Lo que estamos viendo en Panamá es una aberración jurídica. Se desconoce un Estado de derecho y se desconoce un orden económico por el cual se dice trabajar. El Poder Ejecutivo en turno participa en el problema, a través del Ministerio de Economía y Finanzas, al permitir la creación de partidas de presupuesto para los prosélitos de la Asamblea y para cada ministerio a uso y discreción de los interesados. Es así como el legislador Benicio Robinson se permite nombrar a quien quiera. Claro, cada uno de sus beneficiarios pertenece a su séquito de serviles o comen de las minucias que les lanza su amo. ¿Habrá visto Ud. una patraña, maldad o ignorancia semejante? Esto lo hace, dicen, para calmar a las larvas que les apoyan y ayudan en el posicionamiento de su reinado. Así se reparte el botín; el Presupuesto Público, nuestros impuestos, nuestro sudor, nuestros sueños, salud, educación, nuestra paz y tranquilidad. De esta manera se corrompe el Estado, la sociedad y el derecho, para seguir participando en este alegre carnaval.

Cada uno de estos gamonales o lo que sean, ya deberían estar en la cárcel, devolviendo todo lo mal habido. ¿Acaso no hay auditorías? Nada de que van quitar las partidas y que de aquí en adelante se van a portar bien. Ver los objetos del gasto, 080, 171, 002, entre otros, como las asignaciones globales, 930 y 990, que también se prestan para la bellaquería.

En cuanto a los partidos políticos tradicionales, han tenido 29 años en democracia para resolver el problema del agro y la CSS, y no lo han hecho. ¡No a ninguna reelección! ¡Sí a candidaturas independientes!

ECONOMISTA

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