• 16/06/2009 02:00

El último pendejo

Fue en una conversación con el general Omar Torrijos, le informaron que en la construcción de la hoy vía Ricardo J. Alfaro un tractor ha...

Fue en una conversación con el general Omar Torrijos, le informaron que en la construcción de la hoy vía Ricardo J. Alfaro un tractor había atropellado a una persona, la cual falleció.

Omar lamentó el hecho y luego nos dijo, “bueno, acaba de morir el último pendejo. En este país ya todos los que vivamos seremos vivos y pelearemos por nuestros derechos”.

El general Torrijos se refería al hecho de que su lucha, sobre todas las cosas, había sido para lograr que los panameños aprendiéramos a luchar y defender nuestros derechos, que los tiempos en que los oligarcas y poderosos hacían lo que les venía en ganas en forma impune quedaban atrás.

No solo se dio el cambio en nuestro país, todo el mundo ha pasado por una transformación impresionante. Los derechos de los niños, de las mujeres, de los indígenas, de los gremios, trabajadores, profesionales, de todas las corrientes y agrupaciones, hoy se hacen valer alrededor del mundo. Hoy vemos en las noticias a los indios del Perú muriendo en defensa de sus territorios y recursos, marchas y manifestaciones de homosexuales en el mundo entero, ecologistas defendiendo ballenas y al ambiente, sindicalistas por mejoras laborales, antiaborcionistas contra los abortos. Hoy nadie acepta resignado perder un derecho o reducir sus aspiraciones.

En Panamá ya no hay pendejos, Omar lo había visto.

Otrora los norteamericanos hubiesen mantenido acá su CEMEA, o bien bases militares. Hoy ningún país de América las recibe con brazos abiertos y gratis, como tuvieron 22 bases aquí. Hoy Colombia y Panamá, interesados en un TPC, no están dispuestos a ceder todo, como quizás décadas atrás hubiesen hecho. Ciertamente los tiempos han cambiado, los panameños también.

Por eso los “goles” legislativos y hasta los nombramientos políticos son cuestionados y objetados por una nueva y valiente sociedad civil.

La pesca alrededor de la Isla de Coiba; los escoltas para los ex presidentes de la Asamblea Nacional de Diputados; el recién nombrado gobernador de San Blas, Rogelio Alba, son pruebas de nuestra nueva sociedad, logrando eliminarlos después de aprobados.

Sin embargo, los “vivos” no hemos podido eliminar vivezas de aquellos que nos consideran aún pendejos. Los mejores ejemplos son las exoneraciones y los contratos de asesoría.

No hay justificación alguna para que los diputados, magistrados y muchos otros funcionarios de sueldos altos tengan exoneraciones de autos. Y por otro lado, los contratos de asesores a altos funcionarios muchas veces son simplemente botines políticos con muy poco trabajo y responsabilidades.

La prueba de fuego del final de los pendejos, sin embargo, será al iniciar el nuevo gobierno el 1 de julio próximo.

Veremos si realmente auditan y verifican lo actuado por el anterior y de encontrarse todo en orden que lo reconozcan y si hay irregularidades que los responsables las enfrenten legal y penalmente.

Yo daría sesenta (60) días a los nuevos funcionarios para que informen si no detectaron ninguna irregularidad y queden entonces los funcionarios salientes libres de culpa y terminan así los rumores e infundios.

Si no dicen nada, quizás Omar se equivocó, todavía tenemos pendejos en el país.

-El autor es ingeniero y analista político.marognoni@cwpanama.net

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