• 21/10/2012 02:00

La independencia: ‘valor periodístico’

En mi labor como defensora de La Estrella tengo contactos con varios puntos de vista sobre temas que atañen al periodismo. Todos los día...

En mi labor como defensora de La Estrella tengo contactos con varios puntos de vista sobre temas que atañen al periodismo. Todos los días leo sobre periodismo en búsqueda de historias dignas de leer y de contar, donde aparezcan los principios básicos del oficio, entre ellos los que se consideran pilares: la verdad, la independencia y la credibilidad.

La semana pasada encontré una historia que vale la pena repetir en la página del lector porque se refiere a uno de esos principios: la independencia.

Decía el autor: en mi país (Colombia) hay un periodista que se levanta antes que el sol y los gallos para amasar y hornear fragantes canastas de pan que, luego, en las primeras horas del día, distribuye entre su clientela. Después, a lo largo del día, amasa y hornea hermosas crónicas que condimenta con un lenguaje noble, con una intensa visión humana de los hechos y con un profundo sentido poético de la vida.

Cuando me lo encontré por primera vez en la Universidad de Antioquia, me dio a probar sus dos productos: en una bolsa de celofán, panes frescos; y en uno de sus libros, sus crónicas. Para escribir las crónicas, que publica en distintos medios, encontró que la independencia que le ofrecía un empleo de redactor en los periódicos era insuficiente, así que decidió ser panadero en las madrugadas y periodista durante el día para darle a su profesión el máximo aire de independencia.

Una excelente decisión de aquel hombre, sin embargo, es una oportunidad que no todos tenemos, pero no por ello deja de ser un buen ejemplo de lo que se necesita para hacer un buen periodismo.

El oficio espera de nosotros que no seamos dependientes y nos exige la objetividad, esa que muchas veces se suele perder.

Y la independencia de la que hablo no es que el periodista tiene una carta blanca para escribir o informar lo que quiera, sino esa independencia para escribir o informar los hechos tal cual suceden.

Nadie duda de que es cosa común que periodistas —e incluso que empresas periodísticas— sacrifican fácilmente el postulado de la veracidad para no comprometer prebendas particulares y las de sus allegados. El compadrazgo y el clientelismo son los valores que pudieran desplazar con descaro pasmoso a la honestidad y al equilibrio en la información, escribió Javier Darío Restrepo respondiendo a una pregunta hecha por un colega.

La independencia periodística en ocasiones se ve disminuida por algunos vicios que la ponen en jaque y que muchas veces causan que el periodismo, que es un bien que le sirve a la sociedad, se debilite y, por ende, permite los cuestionamientos de los portadores del poder.

Aquí les dejo algunos vicios de los medios:

1. La tentación amarillista a la hora de cubrir tragedias accidentales, catástrofes naturales y simples espectáculos de la miseria social, con el único afán de ganar lectores o audiencias.

2. Cuando no se respeta el principio de la ‘presunción de inocencia’, que es uno de los excesos del llamado ‘periodismo de denuncia’. ¿Y si el acusado resulta inocente?

3. El acoso a la fuente, el encubrimiento de la identidad del periodista. El periodismo es un oficio público y así se debe ejercer.

4. El frágil balance entre lo público y lo privado.

5. Cuando a cualquier precio se obtiene una noticia, una ‘exclusiva’, sin importar qué tan mal parado resulte el honor profesional de algunos periodistas y la seriedad de ciertos medios.

6. Cuando los periodistas se autoimponen las funciones de policías, fiscales y jueces, y atropellan los beneficios procesales de los individuos sometidos a juicio, e incluso se arrogan la potestad de declarar culpabilidad y dictar sentencias en sus notas.

Esto en los medios tradicionales. Sin embargo, también hay que prestarle atención a los nuevos estilos de hacer periodismo en las redes sociales.

Facebook y Twitter no se pueden excluir de las normas y principios del periodismo, pues se sabe que estas redes se han convertido en herramientas de trabajo claves para conseguir y distribuir información, los periodistas y las redacciones han tenido que hacer un ‘acto de malabarismo’, dicen los expertos, pues por un lado tienen que usar las redes sociales para involucrar a su audiencia de formas innovadoras e ingeniosas, pero a la vez tienen que mantener la rigurosidad y las normas éticas propias del periodismo.

La ética periodística no es más que el deber ser, y actuar de esta forma como profesionales del periodismo es lo que realmente le da la independencia a los reporteros.

La independencia es también cuando se toman esas decisiones silenciosas e individuales todos los días en el ejercicio profesional y que le dan al periodismo no solo la función de informar a la población, sino que le da un verdadero peso moral.

DEFENSORA DEL LECTOR

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