• 08/04/2025 00:00

Pete Hegseth y la interconección eléctrica

Las empresas chinas han acelerado la generación, transmisión y distribución de energía en América Latina, en especial de Sudamérica

La electricidad es clave en la economía y la seguridad nacional de un país. No es de extrañar que en la invasión rusa a Ucrania los dos países se trataban de destruir sus fuentes de energía para poder ganar la guerra, y no es extraño que Donald Trump le esté pidiendo ahora a Ucrania que las empresas gringas sean dueñas de las centrales eléctricas ucranianas. La electricidad es vital para abrir las compuertas del Canal y hacer pasar las tierras raras y microprocesadores para el armamento estadounidense.

Las iniciativas que pueda fomentar el país para la electricidad que requiera la movilización del tren David-Panamá y la mina de Jiangxi Copper en Donoso, debe ser cónsona con el discurso presidencial de la salida de Panamá de la Nueva Ruta de la Seda Digital para la tranquilidad y seguridad del Canal de Panamá en manos panameñas. De igual manera, ante la creación de nuevos puestos de trabajo, bajo el concepto de recuperación verde, debe quedar claro: no debemos dejar que los proyectos eólicos y solares sean utilizados por empresas de capital chino para enclavarse en Panamá, ya que utilizan su capacidad para combinar el financiamiento a largo plazo con el suministro de componentes de bajo costo, sin que estos vayan a eliminar los $30 millones anuales de subsidio estatal a la electricidad en Panamá.

Las empresas con sede en la República Popular China han acelerado en los últimos años la generación, transmisión y distribución de energía en América Latina, en especial de Sudamérica, a través de adquisiciones y construcciones de infraestructuras. Estas adquisiciones pueden entenderse como una estrategia de política exterior de la “Nueva Ruta de Seda Digital”, donde utilizan el arte de gobernar con las finanzas dirigidas por el Estado y las propiedades estatales o subvencionada por el Estado para construir redes físicas dentro de la economía mundial para su acumulación de poder.

Los panameños debemos plantearnos: ¿conviene tener un socio con políticas polémicas en la construcción de hidroeléctricas en Sudamérica para la Interconexión Eléctrica Panamá-Colombia en el país de un canal interoceánico con un tratado de neutralidad vigente con Estados Unidos de América? Los avances de China en infraestructura eléctrica son consistentes y se complementan con la construcción y manejo de puertos. ¿Les suena por qué BlackRock Inc. compró a Hutchison Ports? ¿BlackRock Inc. comprará Hidroituango, Coca Codo Sinclair y todo lo que haya tocado Sinihydro en Sudamérica?

Estratégicamente, podría ocurrir que el movimiento hacia una posición dominante de la República Popular China en la generación y transmisión de electricidad de energía limpia en Panamá, lo posicionaría para respaldar los avances comerciales de sus empresas de capital chino en el istmo y reclutaría una participación cada vez mayor del valor agregado en un sinnúmero de sectores importantes en el país que pertenece al Consejo de Seguridad de la ONU.

La electricidad es la principal clave en la economía de América Latina y será clave para el desarrollo de un crecimiento económico y tecnológico: un crecimiento vertiginoso y robusto en Panamá y Centroamérica. La participación de empresas de capital extranjero y la interconexión eléctrica Sudamérica-Centroamérica merece una atención especial en nuestra geopolítica. Sun Tzu dice: “la guerra es de vital importancia para el Estado; es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del imperio: es forzoso manejarla bien”.

Por la seguridad del Canal de Panamá, los gringos van a verificar los contratos de empresas multinacionales dueñas de las hidroeléctricas sudamericanas como lo hicieron con los puertos. Quedan pendientes las máquinas de hemodiálisis, software e insumos quirúrgicos del Seguro Social.

Esperemos que los panameños tengamos siempre el control del “switch” de la electricidad que genera el abrir y cerrar las compuertas de las esclusas del Canal de Panamá.

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