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- 28/04/2016 02:00
Repatriación, poetas y nación
2016 es el año del centenario de la aprobación de la Ley 42, la cual decretó la repatriación de los restos de la poetisa panameña Amelia Denis de Icaza, fallecida en Nicaragua, en 1911. Disposición que se cumplió en 1936, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, tras las gestiones del inmigrante español Gervasio García ( La Estrella de Panamá , 25/11/1936). Considerada en Panamá ‘heroína nacional ' y autora de uno de los poemas más emblemáticos del país: Al Cerro Ancón , Denis de Icaza compartió su vida entre su tierra natal, Guatemala y Nicaragua. En estos tres países desplegó su visión de aquella época a través de las letras y la poesía. En Nicaragua fue publicada, en 1927, su obra Hojas Secas. Testigo de los avatares políticos de la región y del creciente expansionismo estadounidense en Centroamérica y el Caribe, al visitar Panamá en 1906, la ‘Alondra del Ancón ', no solo encontró la nueva realidad política con la formación de la República, sino la división territorial del país tras la creación de la Zona del Canal. Su poema expresa una crítica a esa condición neocolonial.
La repatriación de los restos de Denis de Icaza constituye una política de memoria de la élite política cultural del país en el proceso de creación del panteón nacional y de la identidad común de los panameños. En ese año, 1916, se decretó además la repatriación los restos del poeta Darío Herrera, fallecido en Chile, en 1914, autor de Horas Lejanas , publicado, en 1903, en Argentina. Aunque considerados poetas ‘nacionales ', Denis de Icaza y Herrera compartieron una visión continental de los sucesos de su tiempo y cultivaron vínculos con reconocidos poetas de las postrimerías del siglo XIX e inicios del XX. Sería oportuno investigar los escritos de esos dos poetas panameños dispersos en algunos países latinoamericanos, una tarea valiosa que contribuiría a comprender mejor sus punto de vista sobre los desafíos y transformaciones de la región y de Panamá.
Transcurridos cien años de haber sido aprobadas esas leyes que rindieron honor a dos poetas panameños, sería oportuno indagar el conocimiento que poseen las nuevas generaciones sobre la trayectoria histórica de Denis de Icaza y Herrera, no solo como poetas sino por sus compromisos como ciudadanos.
Como manifestó el filósofo Paul Ricoeur, ‘recordar no es solo acoger sino hacer algo con ese recuerdo ', rememorar ambos poetas hace referencia a la urgencia de Panamá, en un contexto complejo e incierto en los inicios de la República, de rendir tributo a sus más excelsos ciudadanos en el proceso de construcción de la nación. Hoy, ante el anuncio de cierre de librerías, la indiferencia con el patrimonio histórico cultural y las apremiantes reformas al sistema educativo, esas legislaciones de 1916 sirven de reflexión.
El país que conocieron Denis de Icaza y Herrera, pese a las halagadoras cifras de crecimiento económico, aún tiene ingentes tareas pendientes. Deudas históricas. Especialmente sociales y culturales. Impostergables en el siglo XXI. No podemos seguir interrumpiendo el futuro.
PROFESOR DE HISTORIA, UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.