• 01/08/2025 00:00

¿Por qué escribimos quienes escribimos obras literarias?

Se escribe por simple afición, o porque no hacerlo significa sentirse uno vitalmente disminuido en el acceso a la creatividad que late en los intersticios del alma y desemboca tarde o temprano en la escritura literaria. Y en este sentido, auscultar mediante la magia irrevocable de la palabra nuestro mundo interior, así como los claroscuros que componen la sociedad, es una manera de dar cause a esa necesidad que sentimos a menudo los seres humanos por tratar de entender mejor la vida y sus enigmas.

El escritor, el verdadero escritor, es por tanto un buceador de almas, intérprete insumiso y a menudo rebelde y contestatario, de la realidad. De esa realidad cotidiana que claramente se entiende y se deja analizar, pero también de la otra, la insumisa, la esquiva, la que se esconde tras máscaras inexplicables. Sus novelas, cuentos, poemas, obras de teatro y ensayos no son más que intentos por comprender, celebrar o denunciar. Aproximaciones a una visión más profunda de las cosas que en el mundo son o han sido. O pueden llegar a ser.

Aunque es sabido que para todo hay gustos y criterios, quiero pensar que la creatividad literaria reciente que se ha estado dando en calidad y cantidad en Panamá, como en ningún otro país de Centroamérica en lo que va del presente siglo, puede ser considerada por los lectores como una semblanza auténtica de lo que, en lo personal, me sigue interesando en la escritura de cuentos y poemas: esa siempre fascinante posibilidad de descubrir inventando, o de inventar descubriendo lo bueno, lo malo, y lo feo de la experiencia humana, plasmada en textos novedosos que cuentan historias; o bien en poemas que manipulando artísticamente el lenguaje lo hacen decir sobre la vida lo que no suele verse a primera vista.

Crear obras literarias, por tanto, es una forma de indagar en profundidad en los intríngulis de la realidad, procurando comprender sus bondades, pero también sus más complejas desmesuras. Tanto los textos de índole realista como los de orden fantástico, de horror, eróticos, oníricos, de ciencia-ficción o metaficcionales, son así auténticos vehículos tanto de indagación como de descubrimiento de aspectos de la realidad no siempre a la vista.

Aunque es sabido que para todo hay gustos y criterios, quiero pensar que la innegable muestra de creatividad literaria reciente que ha surgido en Panamá en lo que va del siglo XXI, puede ser considerada por los lectores como una semblanza auténtica de lo que, en lo personal, me sigue interesando en la creación de cuentos y poemas, O que mediante un lenguaje más cifrado revelan aspectos íntimos de nuestro diario devenir en poemas novedosos. Un tipo de escritura, pues, que sólo el genuino talento es capaz de revelar con profundidad y convicción, permitiendo que lectores sensibles vean lo nunca antes visto, y a la par descubran que hay aspectos de la realidad que parecen del todo irreales.

Otro aspecto fundamental que hay que tener en cuenta, y por tanto valorar, es la manera en que los autores más ingeniosos manejan deliberadamente en sus obras aspectos como la ambigüedad, la paradoja y la desmesura al plasmar sus historias o al crear poemas haciendo uso de un lenguaje pletórico de figuras retóricas que sugieren otras realidades de índole virtual, sin ser necesariamente contundentes en un significado único. En este sentido, por supuesto, el lector debe tener la sensibilidad y la intuición suficientes para comprender significados sugeridos, que pueden o no ser también ambiguos.

Lástima que en Panamá los auténticos críticos literarios sean tan pocos, y que además carezcan de espacios en donde plasmar sus análisis y valoraciones sobre lo que han ido escribiendo viejos y nuevos autores nacionales. Pienso en estudiosos tales como Erasto Espino Barahona, Emma Gómez e Irina de Ardila, así como en escritores que a su vez tienen la capacidad de ejercer la crítica, tales como los poetas Manuel Orestes Nieto y Salvador Medina Barahona, así como autores que cultivan varios géneros literarios, tales como Danae Bruguiati Boussounis; Carlos Fong; Ela Urriola; Allen Patiño; Rodolfo de Gracia Reynaldo, Yolanda M. Hackshaw. A los que habría que agregar sin duda al musicólogo Mario García Hudson, quien sólo ha publicado un libro de ensayos hace muchos años, excelente por cierto.

Esperamos que vuelva a publicarse pronto en la Universidad Tecnológica de Panamá una revista literaria hasta ahora longeva, que fundé en un lejano 1984 y que en 2008 traspasé a la UTP continuando ahí bajo mi dirección semestral hasta hace dos años, tiempo que lamentablemente lleva sin aparecer. En sus páginas han publicado excelentes cuentos, poemas y ensayos tanto destacados autores nacionales conocidos y nuevos, como reconocidos autores internacionales.

*El autor es escritor, profesor jubilado, promotor cultural y editor
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