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- 21/07/2025 00:00
Programar sin saber código: una oportunidad para Panamá

No es secreto que durante la última década el espacio tecnológico ha sido estremecido por una ráfaga constante de tendencias y modas. Para mencionar algunas, el blockchain, las criptomonedas y la inteligencia artificial han ocupado los titulares y dirigido la discusión pública, prometiendo transformar industrias y redefinir la manera en la que interactuamos con el mundo digital. Ciertamente, aunque en distintas proporciones, cada una ha tenido un impacto significativo en la cotidianidad. Vale la pena resaltar otra tendencia, más silenciosa, que ha evolucionado firmemente y con un bajo perfil: el movimiento no-code.
No-code (“sin código”) se refiere a plataformas para desarrollar tecnología que permiten crear aplicaciones y soluciones digitales sin la necesidad de escribir código. Estas herramientas funcionan mediante interfaces visuales e intuitivas, haciéndolas fáciles de usar incluso para personas sin formación técnica. Al ser tan accesibles, son alternativas para impulsar la innovación que deberíamos explorar en Panamá.
Según el Índice Global de Innovación 2024 elaborado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), nuestro país se ubica en la posición 84 entre 132 países. En el índice, nuestro puesto es particularmente bajo en las subcategorías de Sofisticación Empresarial (112) y Capital Humano e Investigación (99). Sin embargo, es notable que nuestro mejor puntaje es en la subcategoría de Producción Creativa (64), apuntando a que nuestro mayor potencial está en el ingenio de nuestra gente, aunque nos limiten barreras técnicas.
Frente a esta consideración, vale la pena preguntarnos ¿cuántas ideas innovadoras de panameños no han llegado a materializarse por falta de las capacidades técnicas necesarias para hacerlas realidad? Las plataformas no-code pueden ser la solución para que más panameños puedan transformar sus ideas en proyectos reales, porque el universo de soluciones existentes es amplio y adaptable a muchos casos de uso. Plataformas como Glide permiten crear aplicaciones móviles a partir de plantillas de Google Sheets, mientras que herramientas como Zapier o Make pueden automatizar acciones como enviar correos o actualizar bases de datos sin la necesidad de programar. Este ecosistema, en constante crecimiento, hace posible para emprendedores, estudiantes y profesionales poder innovar desde sus respectivos espacios.
El año pasado, el Massachusetts Institute of Technology (MIT, una de las universidades más prestigiosas del mundo) reconoció la creciente demanda de las empresas globales para contratar a citizen developers (“ciudadanos desarrolladores”): personas sin formación en tecnología que, mediante herramientas no-code, son capaces de desarrollar soluciones digitales.
Sin querer sonar repetitivo, promover el conocimiento de estas plataformas podría impulsar una cultura de innovación más inclusiva y accesible, además de contribuir a la construcción de una economía digital más robusta, dinámica y participativa. Su mayor valor recae en que son más descomplicadas y accesibles para crear tecnología que la programación tradicional y han sido creadas para aquellos que entienden las necesidades que existen, pero no han contado con los medios para abordarlas. Esto, considero, tiene un calce perfecto con nuestra cultura y capacidades actuales.