Formación profesional: Educación + Empleo= Progreso

En atención al Índice de Pobreza Multidimensional de Panamá (IPM), 2017: 778 000 panameños (as) y 138 000 familias, están atrapados en la pobreza multidimensional. En el marco de cinco dimensiones y 17 indicadores, solo dos dimensiones: Educación y Trabajo, con sus seis indicadores, representan el 44.8 % de este índice.

En 13 comarcas y provincias, solo cuatro áreas: la Comarca Ngäbe Buglé y las provincias de Panamá, Panamá Oeste y Colón, concentran el 59.6 % de las personas en pobreza multidimensional (unas 463 000 personas). ¡Que contradictorio! Pues, para 2017 Panamá, Panamá Oeste y Colón, generaban el 87 % del PIB nacional. O sea, las áreas donde más se genera riqueza, son precisamente aquellas donde se concentra y/o genera la mayor población en pobreza multidimensional. Prueba, que el presente modelo de economía de mercado, por sí solo no genera desarrollo, solo crecimiento. El actual modelo, preservando la iniciativa privada y la competencia para la asignación eficiente de los recursos; necesita incorporar componentes sociales y ecológicos, para ser más humano y sostenible.

En tal sentido, de los cinco indicadores que más contribuyen a este IPM, de las 13 comarcas y provincias; en 11 de ellas, los dos principales indicadores son: ‘Logro educativo insuficiente' y ‘Precariedad del Empleo'. Y en las otras dos áreas, alguno de estos, está entre los dos principales indicadores. Por ello, la política pública más integral, eficiente y eficaz, para combatir la pobreza y la desigualdad, es aquella que articula educación y empleo.

La falta de educación o educación de baja calidad o no pertinente; unida a empleos de mala calidad, que generan ingresos laborales precarios o inferiores al mínimo legal o en condiciones indignas; llevan a muchas personas a ‘ocuparse' en la agricultura de subsistencia o a trabajos por cuenta propia, informales o familiares sin paga. Por ello, el ‘logro educativo insuficiente' y la ‘precariedad del empleo', son eslabones de la cadena que perpetúa la pobreza y la desigualdad.

En el Panamá, del Presupuesto Público 2019 de B/23 700 millones, esto es inaceptable y nos exige políticas públicas de auténtica justicia social: con base ciencia, enfocadas, proactivas, con intervenciones que midan avances y resultados, cuyo propósito sea fortalecer las capacidades de las personas, para que logren superarse, ser productivas y autorrealizarse.

Prueba de ello: la educación, al desarrollar sus capacidades y habilidades, al ofrecerle formación académica, profesional o técnica y al hacerle más competente, la persona tiene a su alcance mayores y mejores oportunidades laborales. Esto le facilita comprender sus deberes, hacer valer sus derechos y genera ciudadanía activa, consciente y solidaria. Así se contribuye a reducir las desigualdades, se impulsa el desarrollo humano, la sostenibilidad ambiental y el progreso del país. Estas capacidades, le permiten ejercer su derecho a trabajo de buena calidad: productivo, con salario justo y en condiciones dignas. Fundamental para la paz social, el bienestar humano y el fortalecimiento de la democracia.

En este contexto, la Formación Profesional es una herramienta útil, para las políticas públicas que articulan educación y empleo. En Panamá, 45 de cada 100 estudiantes NO terminan la escuela secundaria; hay 119 340 jóvenes, entre 15 y 24 años, que ‘ni trabajan ni estudian'; y para otros miles, la educación universitaria no es alternativa. Mientras en el 2014, ‘el 58 % de los empresarios panameños encuentra dificultad para cubrir las vacantes, especialmente en el área técnica' y la brecha entre oferta y demanda, estimada para 2015 – 2020, solo en cuatro sectores, refleja un déficit de 67 569 puestos de trabajo no ocupados. En cambio, el ‘78 % de los egresados del Inadeh, siente que el haber estudiado una carrera técnica le ha permitido mejorar su nivel de vida'. La ventana de oportunidad, está abierta.

ECONOMISTA Y CIUDADANO INDEPENDIENTE; POSTULADO A DIRECTOR GENERAL DEL INADEH.