La ciudad nipona de Hiroshima pidió a la comunidad internacional que alcance un consenso para poner fin a las armas nucleares, en el día en el que se cumple...
Tal cual se había previsto, algo de sorpresa hubo en el hemiciclo de la Ave. Central. A diferencia del 1 de julio pasado, cuando la corredera, el matraqueo, los llantos y hasta plumas volando se vieron, las 2 deseadas comisiones de presupuesto y credenciales se “quedaron fuera de la jugada” de la oposición.
Nadie puede asegurar o negar para tal efecto, cual fue la real influencia que los dos personajes “que no son iguales a los demás”, tuvieron para que desde la cafetería se pudieran conseguir una repartición distinta a la acordada para llevar a un diputado de oposición al gobierno a dirigir la Asamblea Nacional por el siguiente año.
El tercer capítulo de esta historia novelesca, que de turca no tiene nada, se escribirá el día que se elijan las respectivas juntas directivas de las dos codiciadas comisiones. Pues ahora podría darse la oportunidad de borrón y cuenta nueva o peor aún, “me ausento para no quedar mal con nadie”, pues ya no habría gato tapado, porque estas elecciones serían a viva voz.
Muchos se preguntan ¿qué tienen estas comisiones que las hacen tan disputadas? Me parece que no es tan complicado. A ver, por un lado, la de presupuesto no solo le tocará aprobar en 1.er debate el presupuesto general de la nación, el cual se ha visto incrementado por varios milloncitos a pesar de la austeridad, y mejor todavía se encargaría de aprobar los famosos traslados de partida.
Por otro lado, la de credenciales le toca aprobar en primera instancia cualquier nombramiento que haga el órgano ejecutivo y que así lo requiera; también tendrá la responsabilidad de aprobar 2 nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia en reemplazo de 2 que fueron designados por el expresidente Varela. Además de un par de magistrados del tribunal tributario, el defensor del pueblo y por ahí me soplaron que también a un magistrado del Tribunal Electoral. Sumen, uno más uno es... “Mayoría”.
Si el presidente Mulino sabe jugar sus cartas, fíjense que no he hablado de dominó, me parece que sus próximos años en el palacio de las Garzas, podría empezar a sentirse un poco más cómodo.
Ahora hay varios temas que también son de vital importancia tanto para los diputados, para el ejecutivo y, abran los ojos y oídos, para la ciudadanía en general. Uno, es la reforma del RORI o mejor conocido como reglamento interno de la asamblea, compromiso adquirido por el nuevo grupo mayoritario del Palacio Justo Arosemena. De lo que se pueda maniobrar políticamente depende como se maneje la propia asamblea en los próximos años. Esto, señores diputados es un tema de vital importancia para quienes nos preocupa el país y para cómo quieren ser vistos ante la propia ciudadanía que los eligió.
Otro tema sería el concerniente a las reformas al Código Electoral, las cuales estarán en el ojo de la tormenta de un pueblo que quiere ver cambios sustanciales en la forma de elegir a sus diputados, como se dividen los cupos y varios otros temas que se consideran vitales para que las elecciones de mayo de 2029 sean consideradas justas y transparentes. El famoso subsidio electoral y su uso debe ser revisado a conciencia, por la comisión de reformas electorales, que de paso me llamó la atención no ver a los clubes cívicos ahí representados.
Los diputados saben perfectamente que habrá muchos ojos encima de ellos, por lo que los ciudadanos de bien, queremos no solo ser “auditores” en todo el trayecto, sino que queremos que lo que salga de la asamblea, refleje en realidad lo que este segmento de la población requiere y demanda.
Para concluir, si lo que el ejecutivo ha estado presentando y escuchando sobre una posible reforma constitucional o en su defecto una nueva constitución, va a generar mucho debate y controversia. Si bien es cierto la actual constitución solo permite una sola forma de reformarla, también es cierto que pudiera ser que se necesite hacer una verdadera reforma al estado panameño, algo así como la refundación de la nación. Solo así, el término constituyente originaria, tendría sentido y sería legal.
¿Será que el actual mandatario estaría dispuesto a sacrificar parte de su mandato para promover esta idea de una originaria o, por el contrario, sugeriría que se “extendiera” su mandato mientras se produce la nueva versión de la carta magna de la nación?
Panamá se merece una mejor constitución, pero imponer algo sin consultarlo anteriormente y, adivine usted quienes serían esos constituyentes, pues si se parecen a algunos de los flamantes diputados que tenemos, que se la pasan repitiendo el “haiga, hubieron y trajieron”, ya saben cómo quedará la misma.
Como vemos tenemos algunas oportunidades de enrumbar al país, no sé si les alcance el tiempo, pero si les garantizo que muchos ojos estarán encima de quienes fueron electos para representarnos y promover las leyes y los cambios que el país de verdad requiere.