• 11/12/2023 14:00

Reflexiones críticas en el Día del Sociólogo

[...] se da el caso del sociólogo profesional que ha perdido su identidad científica, cuando termina razonando como lo hacen otras disciplinas [...]

El 12 de diciembre es la fecha del año instituida en Panamá para la conmemoración de quienes hemos optado por el ejercicio de esta disciplina profesional, es acusada de no científica, en la lucha social llevada al campo epistemológico-como diría Pierre Bourdieu-precisamente porque devela aquello que sus detractores prefieren mantener en el oscurantismo. En tal sentido, cuando se hace ciencia en esta disciplina, no hay manera de evadir que existen relaciones sociales, organizaciones sociales, estructuras sociales que se imponen a los aspectos individuales o de la naturaleza como explicativos de los comportamientos sociales. Desde que la Sociología ofreció sus interpretaciones de factores y procesos sociales, por ejemplo, dentro y fuera del aula que determinan los rendimientos académicos, por encima del talento o inteligencia de los estudiantes, sin duda le quitó un arma de manipulación a los grupos racistas que estereotipaban a los indígenas y negros pobres como “brutos” o incapaces para dedicarse a estudiar profesiones cooptadas por y para las élites de poder. Disminuidos en esta y otras herramientas de manipulación que fomentan desigualdades sociales, quedan introduciendo elementos de dudas del carácter científico de esta disciplina.

No solo se trata del ataque desde las élites de corte racista y colonialistas, otros actores sociales que muchas veces ni siquiera comprenden el razonamiento científico sociológico, también entran en el juego de la descalificación de las interpretaciones razonadas desde esta ciencia de la sociedad. Sabemos de reacciones descalificadoras de miembros de disciplinas que estudian la naturaleza o simplemente son activistas de luchas ambientalistas, cuando se ha encontrado la explicación última y eficiente de las conductas anti minería metálica en el carácter de clase social de los involucrados en este escenario de lucha y no en el impulso per se´de agrupaciones ambientalistas o de otro tipo no estructural.

En este sentido, la aceptación de argumentos sobre un tópico por quienes poseen intereses creados en un campo social determinado, está en relación inversa al grado de cientificidad y criticidad de dichos argumentos. De manera que mientras más charlatán se es en un determinado aspecto de la realidad social más aceptación se tiene en estos escenarios sociales; sea un medio de comunicación para grandes públicos, sea una institución o agrupaciones gremiales que no aspiran a transformaciones históricas.

También, se da el caso del sociólogo(a) profesional que ha perdido su identidad científica, cuando termina razonando como lo hacen otras disciplinas. Termina repitiendo interpretaciones como en el caso de los “estilos de vida” respecto a las cuestiones de salud, vistas desde la Biomedicina clínica y de la Psicología clínica, cuando la Sociología crítica de la salud habla más bien de “modos de vida” toda vez que entran en juego las determinaciones sociales que hacen añicos practicar tal o cual “estilo de vida saludable” sin tener presente que, aunque quisieran, los afectados por una enfermedad crónica pertenecientes a un estrato social no pueden asumir tales estilos de vida si no superan primero las condicionantes sociales que se los impiden.

Pero lo más frecuente, se observa en los medios de comunicación, convencionales o no. Se trata de la multitud de “opinólogos y opinólogas” que alejados de todo razonamiento científico sociológico, sirven para elevar los niveles de ignorancia y confusión sobre tópicos de nuestra realidad social. Aquí, no solamente nos encontramos con colegas expertos en charlatanería y en ser histriones de las élites del poder o jefes institucionales, sino lo que es igualmente deplorable para el debate científico, con profesionales de otras disciplinas que se ponen la casaca sociológica, no haciendo otra cosa que un excelente papel divisionista y de confusión del pueblo. En no pocos casos, no se hace diferencia entre lo que diría un no científico de la calle y sus brillantes elucubraciones, con lo que el aporte desde la ciencia es totalmente nulo.

Como planteaban los grandes científicos del siglo XIX, si el conocimiento científico fuese aquello que captan los sentidos, entonces las ciencias estarían sobrando. Es decir, los hechos que explican los fenómenos, no son los que vemos, escuchamos, palpamos a través de nuestros sentidos-que es de lo que hablan los opinólogos(as) de temas sociales. Los hechos que explican los sucesos que vemos y oímos, están detrás de estos y para ello se requiere del concurso de las ciencias. ¡Congratulaciones colegas sociólogos(as)!

El autor es sociólogo, catedrático e investigador.

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