• 03/10/2022 00:00

Reportaje desde el fondo del túnel

“La reciente destrucción de tramos de los gasoductos ruso-alemanes en el mar Báltico es el equivalente a un sabotaje que se propusiera destruir simultáneamente tres esclusas de nuestro canal”

Al lector, quiero recordarle un pasaje de las aventuras de Sinuhé, el mítico médico aventurero egipcio, que, habiendo pisado la isla de Creta, se enamoró de una bella bailarina, quien no aceptó sus requiebros, porque debía ser entregada a un dios dragón. Cuando ella franqueó la puerta de entrada al interior del dragón, Sinuhé fue tras ella y, ya en el interior del túnel, se dio cuenta de que transitaba por las vísceras del monstruo y llegó al final chapoteando entre líquidos sanguíneos y fecales hasta franquear el final del intestino de la bestia en donde encontró los restos digeridos de huesos y otras excrecencias de las pasiones bestiales. Hoy, el mundo trenza los dedos conjurando que no se entre en guerra mundial y no se da cuenta de que ya hemos franqueado el umbral y estamos al interior de la bestia, impedirla no es lo actual, sino detenerla ya, antes de que se den pasos sin regreso.

En la historia, las guerras mundiales no se declaran, sino que se constituyen por el mecanismo de choques agregados en cadena, cuyo resultado, por la suma sucesiva de conflictos con involucramiento de alianzas, termina por producir un resultado generalizado al cual llamamos Mundial. Examinemos los casos ya conocidos.

En 1931, Japón, desde sus posesiones coreanas, atacó a China, arrebatándole Manchuria y creando en ese territorio un Estado Títere llamado Manchukuo. En 1934, extendieron su protección a la provincia chino-mongola de Chahar. En 1935, Italia ataca a Abisinia, para cuadrar su Imperio Colonial del Este Africano, sumando Somalia, Eritrea y Abisinia.

En 1936, empieza la guerra civil española y las fuerzas contendientes reciben el respaldo y alineamiento de quienes se enfrentarían tres años más tarde en la Segunda Guerra Mundial. En 1937, comienza la embestida final japonesa contra China, ocupando Pekín. En 1939, se producen combates con los soviéticos, en el lago Jasan, en la frontera de Manchuria y en 1939, en Jaljin Gol, en las fronteras de Mongolia.

En marzo de 1938, Alemania se anexiona Austria. En septiembre del 38, Checoslovaquia es obligada por las potencias occidentales a entregar sus fronteras fortificadas a Alemania, al hacerlo, proclamaron que habían conjurado la guerra, no viendo que sus llamas ya estaban lamiendo las praderas de todo el orbe; en marzo de 1939, Hitler ocupa el resto de Checoslovaquia. En septiembre de 1939, Alemania ataca a Polonia y provoca la entrada en la guerra de Francia e Inglaterra. Los diarios norteamericanos, al publicar las noticias del teatro de guerra, se referían a “la Guerra en Europa”.

En junio del 41, Alemania invade a la Unión Soviética. En 1941, Estados Unidos y Holanda imponen un embargo petrolero a Japón. En diciembre de 1941, ocurre el ataque de Pearl Harbor, justificando la entrada de Estados Unidos en la guerra. Japón ataca en el sudoeste pacífico, su ejército entra en Birmania y enfila hacia la India. Entre 1941 y 1945, entra en guerra o rompe relaciones diplomáticas con los países del Eje la mayoría de los países de Latinoamérica. Para entonces ya se habla de que está en curso una guerra mundial.

Como puede apreciarse, la mundialización de un conflicto es el resultado de una evolución cuantitativa de situaciones interestatales que terminan en una calidad nueva de carácter universal. Siempre se inicia una pelea por terceros y con terceros hasta que se involucran los grandes Estados.

La conflictividad de la situación internacional está dada por una serie de conflictos, cuyo escenario inicial había sido la zona del Medio Oriente, con un trasfondo de recursos hidrocarburíferos; pero ahora se traslada a Europa Central, donde las naciones de la OTAN pretenden inducir cambios regionales en detrimento de la seguridad de Rusia. La reciente destrucción de tramos de los gasoductos ruso-alemanes en el mar Báltico es el equivalente a un sabotaje que se propusiera destruir simultáneamente tres esclusas de nuestro canal. Así de grave es la cosa.

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