• 07/08/2019 02:01

Retiro de un colega y una reflexión

‘Evitemos la fuga [...] de buenos profesionales y técnicos de la salud, algunos retirados prematuramente de la práctica profesional [...]'

Hace un mes o más, me enteré, a través de una noticia, sobre la salida del país de un prestigioso colega. Sus razones sobre esa decisión eran claras, pero me ocasionó una gran preocupación que aceptaba que la principal era su decepción con nuestro sistema de salud.

Compartimos muchas de las razones de su sustentación.

En lo personal, nos tocó vivir algo parecido.

Bajo la oferta de un incentivo económico (término contradictorio) para retirarnos de la Caja de Seguro Social (CSS), de los más bajos otorgados en la administración pública y sobre todo en el sector salud, tomé la difícil decisión de renunciar, pues consideraba que la CSS no estaba a la altura de las expectativas de pacientes y algunos colegas.

Falta de reactivos de pruebas elementales, listas de esperas para estudios de imágenes, de cirugías y un largo etcétera colmaron mi paciencia y valores hace siete años.

Pensé que la CSS ya estaba en su máxima ineficacia y era una burla para el binomio paciente-médico.

Años más tardes y aún hoy, en el 2019, esta situación empeoró. Cuatro directores generales en un quinquenio.

No se observaron intentos para resolver problemas ya conocidos. Ni siquiera iniciativas para reformar leyes o artículos de las mismas que permitiesen sin tantas trabas la adquisición de medicinas e insumos.

Una ley transitoria de emergencia nacional o excepción, con carácter temporal era quizás una solución. En nuestra Constitución abundan artículos sobre derechos de la ciudadanía en materia de salud y otros derechos humanos que hubiesen respaldado ese tipo de decisiones.

¿Cuántas muertes o discapacidades evitables se han producido por estas situaciones?

De buena o mala decisión podrá ser calificada esta determinación del colega y otros, pero me vi reflejado en ese colega que hoy migra a EUA y deja el país.

Una vez más la fuga de cerebros por gerencias y políticas ineficaces.

Son criterios de valores éticos y morales los que están en juego. Creo que otros como yo y de diversas profesiones en el Sector Salud lo hicieron.

Todas las asociaciones profesionales de médicos deben preocuparse más por estos escenarios.

El Colegio Médico, máxima autoridad académica tiene un rol que cumplir.

Los colegas que por diversas razones están aún en la práctica pública sospecho deben sufrir en su mayoría el síndrome del ‘burnout' (síndrome de desgaste profesional o del ‘trabajador quemado'), lo que afecta muy sensiblemente la relación médico-paciente.

Diversas causas relacionadas a procesos obsoletos de atención, tensiones, escasez de medicinas e insumos, violentan la epigenética de colegas y pacientes.

Los telómeros se afectan y por ende aumentan riesgos de enfermedades en trabajadores del sector de la salud y qué decir de los pacientes.

Reflexionemos y tomemos medidas para evitar más deserciones y mejorar la calidad de atención a nuestros pacientes.

Evitemos la fuga del sistema de buenos profesionales y técnicos de la salud, algunos retirados prematuramente de la práctica profesional o que han cambiado de profesión, como ya ocurre en otras naciones.

No hacerlo es ser cómplice de mayor debacle en el sistema de salud.

Felicitamos a los Servicios de Gastroenterología y en pasado reciente al de Reumatología de la CSS, que han levantado su voz de protesta.

Otros posiblemente lo han hecho, pero no es conocido públicamente.

No se puede exponer al paciente ni al médico u otro profesional del Sector a que, por deficiencias del sistema, se cometan errores evitables y posible demandas.

Reflexionemos.

MÉDICO INTERNISTA.

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