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- 08/04/2020 00:00
Revisión a dos clásicos
La oferta del teatro cubano es siempre gratificante. Por lo general, cada semana se presenta un número plural de estrenos como producto de la efervescencia escénica que permite a los grupos explorar tanto en los repertorios de dramaturgos, como en la investigación sobre nuevos formatos, lenguajes y modalidades que satisfagan a los directores y las compañías experimentales. Todos ellos prolongan una larga y productiva tradición en esa isla.
Dos de las salas ubicadas en el barrio habanero El Vedado, la Raquel Revueltas y Ludi estrenaron hace poco y antes de entrar en la pandemia Covid 19, sendas obras que constituyen nuevas lecturas a dos clásicos. En el primer caso, la compañía Teatro D' Dos con La pasión King Lear, dirigida por Julio César Ramírez y basada en El rey Lear de Shakespeare. Por otro lado, Miguel Abreu con, Ubú sin cuernos, inspirada en el clásico de Alfred Jarry.
Aunque distanciadas por varios siglos y estilos, ambas obras reconstruyen desde diferentes perspectivas dramáticas, conflictivas relaciones familiares, el poder y la política en la realidad europea. Estas introspecciones no olvidan la guerra como constante que definen el perfil y la identidad nacionales en épocas cuando la diplomacia se reforzaba con la capacidad bélica de los ejércitos para imponer criterios.
La pasión King Lear es una obra de Yerandy Fleites que explora a partir de una intepretación de la tragedia de Shakespeare, los vínculos del soberano con sus hijas Gonerilda, Regania y Cordelia; quien al final de su vida, divide y reparte el reino en tres y pide a ellas que a cambio le devuelvan el gesto con muestras de amor. Para esto, se irá a vivir con cada una y sus familias un tiempo. Cordelia, la menor rechaza la propuesta y destapa el conflicto.
Originalmente, Shakespeare utilizó una antiquísima historia para reconstruir el nudo que aprieta la vigencia de este núcleo en los palacios reales y cuyo trance y gravedad es tan amplio, que determina el destino de la sociedad del momento. El director Ramírez pone en ejecución herramientas dramáticas en que tres personajes planifican los elementos de la estructura del rejuego en una gran mesa y desde donde surge el argumento.
En la propuesta, todos los elementos están trastocados. El relato se representa en el escenario y el público se ubica detrás en el fondo del proscenio; mientras las butacas y el balcón de la sala se convierten en el ámbito donde se desenvuelven las escenas y se amplía las posibilidades para crear la sensación espacial y el horizonte marino. Este aspecto introduce las metáforas que actualizan el relato por las coincidencias con la realidad cubana.
El otro autor seleccionado fue Alfred Jarry, importante poeta y dramaturgo francés, quien dio origen a inicios del siglo XX a una revisión estética del arte e imprimió un clima satírico en la crítica política y social. Ubú rey es el ejemplo de esta concepción. La trama está ubicada en Polonia con un rapaz soberano que llega a ejercer el control por el asesinato y desde este sitio encabeza un gobierno despótico sobre un pueblo inculto.
Su versión teatral está concebida por Abel González y dirigida por Miguel Abreu. Es una coreografía llena de danzas, cánticos, disfraces que buscan recrear en su forma más fiel la alucinante narración de Jarry. La complejidad de la representación es adecuadamente lograda por el grupo que en todo momento traslada a la audiencia al contexto temporal y lúdico del insólito recuento. La atmósfera se carga así de la magia de Jarry.
La pasión King Lear y Ubú sin cuernos recrean y reconstruyen mundos complejos y problemáticos que consolidan profundamente la cultura cubana. Son planteamientos estéticos aplicables a la realidad actual, que pudiéramos utilizar en Panamá.