• 21/09/2013 02:00

Elecciones como responsabilidad social

El momento geopolítico y la dinámica económica del mundo nos está dando una gran oportunidad por nuestra estratégica posición geográfica...

El momento geopolítico y la dinámica económica del mundo nos está dando una gran oportunidad por nuestra estratégica posición geográfica. Esta circunstancia nos trae sus efectos directos en el crecimiento económico. ¿Pero el país se está beneficiando realmente de este ‘boom’?

Pareciera que por aquí pasa mucho dinero. Pero cuánto se queda realmente aquí a nivel de inversión de raíz y productiva. La mayoría llega a los bancos y sigue a empresas transnacionales y se exporta. Grandes corporaciones nos utilizan como centro logístico o intermediarios.

El empleo existente es la mayoría inestable e informal. La calidad de vida de nuestra gente aún es muy baja. Nuestro nivel cultural popular es muy limitado.

No le estamos sacando las ventajas del auge monetario. Todos decimos: Educación, Agua, Empleo. Pero lo que tenemos es cemento, publicidad, percepciones de corrupción, despilfarro.

Es el momento que el país tiene que aprovechar. Pero qué le ofrecemos: publicidad barata y alienante, modelos de corrupción, violencia policial y televisiva, basura, juegavivo.

En vez de elevar la conciencia de la población y su dignidad, su autoestima y su nacionalismo, nos quedamos en la propaganda, el alcohol, la compra de electores, la seducción del voto por comida.

Y aún más, la amenaza de los hermanos policías, que los motivan a frenar las naturales críticas sociales. El pueblo no tiene que aceptar ‘pan para hoy y hambre para mañana’. No puede claudicar en sus objetivos hacia un mañana mejor. Que lo traten con respeto. Con trabajos dignos, bien remunerados. Que no le tema ni a los maleantes ni a la Policía.

Panamá necesita ahora que los comerciantes e inversionistas no sean colonialistas, sino nacionalistas, que estén por el desarrollo social de la población. Por educar a nuestros trabajadores y campesinos, atraer tecnologías que aumenten nuestra producción. Los empresarios y banqueros saben negociar y lo hacen muy bien para sus cuentas. Pero cuando van a administrar el Estado siguen produciendo para ellos. El dilema es la actitud de ser egoísta o la de ser altruista para beneficio social de todos. Todas las religiones nos hablan de amor a los prójimos, de ayudar a los pobres. Pero termina por imponerse el Yo, del solo beneficio material, del celular, de la frivolidad, del consumismo. Y así la gente tiene que construir su felicidad con lo que le queda: música, alcohol, esperanzas.

La dictadura disfrazada de nacionalista fue realmente el instrumento USA para imponernos su tratado. Mientras se corrompieron, se enriquecieron con el narcotráfico y el tráfico de armas que los llevó a la muerte y a la cárcel. Todo el estado mayor y sus cómplices son responsables. Nos quedaron las deudas, y las víctimas de la violación de los Derechos Humanos.

En ese accionar han nacido grandes fortunas. Pero por contradicción tenemos índices de pobreza y de empleo formal bajo. Hay que, con naturalidad, devolver o reinvertir esos dineros en la gente.

Sucede aquí lo mismo que en muchos países en que se han impuesto gobiernos civiles y militares para ser servir a un capitalismo salvaje transnacional. Desde la explotación colonial a los métodos globalizados de hoy, seguimos dependido de esa macroeconomía FMI OCDE y otros que mantienen al mundo en permanente zozobra de desequilibrio de pobrezas, epidemias y guerras.

La estabilidad y felicidad social, la paz, la salud y el progreso general se tienen que dar en el marco de un desarrollo social integral. Es responsabilidad de los profesionales promover ese desarrollo.

El solo negocio y el enriquecer monetariamente a un grupo no logra ese objetivo. La riqueza es la realización en la vida de un a trayectoria creativa para todos, de felicidad compartida, del orgullo de ser aceptado en su honestidad y capacidad. Las cuentas bancarias solas no producen esa riqueza de vida. Nuestro futuro se ve en peligro por una metodología electoral monetarista e indigna, con riesgos de fraudes y violencia policial.

Ya pasamos una dictadura que no ha indemnizado, ni pagado la deuda externa, ni se ha hecho justicia (tarea que debe el nuevo PRD cuando busca alianzas). A los civiles y los uniformados, no cometan los mismo errores, no se dejen engañar por las encuestas. Sin depender de oligarquías locales, ni capitalistas salvajes, los millonarios. Los golpes de Estado y las dictaduras son traumas que ya América superó. Las ambiciones egoístas desprestigian a los políticos, los partido y el país. Hay que elegir un gobierno con los candidatos que han demostrado identificación por un desarrollo social real. Sin depender de oligarquía locales, ni capitalistas salvajes, es lo que todos los que aquí trabajamos, merecemos en una política electoral para un Panamá Mejor. Salud con eficacia para todos, en libertad.

MÉDICO Y EX MINISTRO DE ESTADO.

—EN MEMORIA DE CÉMACO.

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