• 07/04/2022 00:00

Los superhéroes y la estrella

“[...] hay que tener cuidado con la idea de que los docentes son superhéroes, porque puede cometerse el error de olvidarse de sus componentes humanos”

Seguimos en pandemia, con menos bajas y más especulaciones. Dicen que la educación es una estrella. De entre las varias formas de entender el concepto, podría asegurarse que los docentes son la tripulación de la nave y los estudiantes, los pasajeros. Todos los demás están en la torre de control o en las casas de gobierno, dando órdenes o subórdenes, apostando, aduciendo, monitoreando e imaginando los alcances siderales en la adquisición de los conocimientos más que en su puesta en práctica.

Hoy, uno de los jefes asegura que los docentes son superhéroes. Se los manifiesta y les pregunta con cuál de los superhéroes engendrados por las fuerzas mundiales del dominio internacional se identifican y por qué. Incautamente, se pretende, con esto, animarlos sobre sus proezas que ya, desde el 2020, vienen rebasando los límites de lo posible. Es decir, la consigna de las autoridades es “si se pudo, se podrá más”. La COVID-19 es solo uno de los asteroides que pueden golpear las naves. Asteroides amenazantes siempre han existido. Sin embargo, la contaminación creciente ha generado más basura cósmica y peligrosos fragmentos de intelectualidad deshumanizante. “Se recomienda a la tripulación atender a los pasajeros con toda amabilidad, porque son seres humanos con necesidades importantes e individualizadas”, dice la voz desde la torre de control, casi olvidando o, quizás, procurando no pensar que las naves y el equipo tecnológico en cada una de las naves fueron creados a fines del siglo XX. Pero hay que llegar al destino que, para la mayoría, no es claro.

A la tripulación se la “entrena” principalmente sobre los alcances y poco o casi nada sobre las acciones inmediatas. En otras palabras, se planea el cumpleaños sin ver si la estufa funciona para cuando se ponga el pastel a hornear.

Parte integral del equipo de navegación es el mismo tripulante: el docente. Construido de cuerpo, alma y formación académica, requiere de mantenimiento integral. Los tres elementos de que está hecho requieren mantenimiento y actualización y son susceptibles a daños, incluso irreversibles. Eso no pasa con los superhéroes que vemos en revistas o en películas. Ellos no padecen enfermedades físicas ni mentales. Tampoco deben estudiar por casi toda la vida para conservar sus plazas de trabajo o para aspirar a puestos de trabajo más altos. Los superhéroes mucho menos tienen preocupaciones concernientes al pago de los servicios públicos, deudas bancarias, alimentación, servicios de salud y demás. De hecho, a los tripulantes de las naves educativas, los docentes, se les pide que, en la medida de lo posible, organicen sus citas médicas de modo que no coincidan con los horarios de clases.

A los superhéroes tampoco les preocupa la incertidumbre. Esa palabra no existe en su vocabulario, porque siempre resultan triunfadores. Y ha sido precisamente eso, la incertidumbre, una de las fuerzas impulsoras más grandes para que los docentes hayan actuado de manera heroica. No como superhéroes, sino como seres humanos que cubren dos frentes de batalla, el de proteger la formación del futuro de la nación y el de proteger el bienestar de sus familias. Seres humanos; trabajadores de la educación, merecedores de los derechos laborales implícitos de descanso y esparcimiento. Seres humanos que rebasan el número de horas de trabajo estipuladas en los acuerdos internacionales. Seres humanos que atentan contra su propia salud, sacrificando sus horas de descanso. Esos que en los tiempos difíciles han temido por sus puestos de trabajo, haciendo que los que están en las torres de control y en los puestos de gobierno crean que eso puede hacerse una y otra vez, sin que las naves tengan inconvenientes para llegar a su destino.

Seres humanos heroicos, susceptibles a padecer quebrantos de salud, accidentes o pérdidas. Seres humanos heroicos que hacen frente a sus temores para proteger a los pasajeros de sus naves educativas y a sus familias hasta el punto de poner en riesgo su salud y, con ello, sus vidas.

Los superhéroes viven de ovaciones y nadie se preocupa por ellos, porque se supone que siempre estarán bien. Por tanto, hay que tener cuidado con la idea de que los docentes son superhéroes, porque puede cometerse el error de olvidarse de sus componentes humanos.

Hasta ahora, las torres de control y los puestos de gobierno lanzan ovaciones e invitan a los tripulantes de las naves a contar sus hazañas. Por su bienestar integral, hace falta invitarlos a contar sus temores, sus pérdidas, las mellas corporales y espirituales en el transcurso de sus odiseas. La inspección y las reparaciones de las naves deben incluir todo el equipo para hacer que el viaje hacia la estrella sea lo más llevadero posible. Los tripulantes son parte del equipo y, como no son superhéroes, sino seres humanos llenos de heroicidad, necesitan el apoyo eficaz desde los puestos de mando y de las torres de control.

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