• 09/04/2016 02:01

Tía Olga: ‘creación en otra dimensión'

La partida de un ser querido siempre retrotrae a la memoria de los que compartimos con él momentos de alegría y de tristeza

La partida de un ser querido siempre retrotrae a la memoria de los que compartimos con él momentos de alegría y de tristeza, aunados a la angustia sentida en ciertos momentos de la vida, que le tocó vivir. Un ejemplo son los avatares políticos que, por razones obvias en su papel de madre, hermana y amiga, le tocó vivir a tía Olga en aquellos turbulentos años provocados por el desasosiego al saber que los ‘tonton macoute ' criollos acechaban a su hermano Tristán Solarte.

Un fuerte impacto y profundo dolor sentí cuando leí, el pasado domingo 27 de marzo, en la página web de La Estrella de Panamá , el titular de la noticia de su fallecimiento: ‘Panamá perdió a una gran artista, falleció Olga Sánchez Borbón '.

De su vocación por la pintura y de su persona conocía muy poco en mis años de primer ciclo de secundaria, ya que ella vivía en Barcelona, pero sabía de ella por esporádicas menciones en las conversaciones que mantenía Reinalda Sánchez, cuando en casa hablaba de sus recuerdos de tía Olga.

A su regreso de Barcelona y a raíz de la enfermedad de su hermano José María, la mención de tía Olga era más frecuente. De José María recuerdo muy poco de su imagen. Sin embargo, en mi mente quedó grabado un viaje con motivo del matrimonio de la señora Otilia de Villarreal, cuando José María tomo una fotografía y, por ser el más chico, me acostaría en un pequeño altillo del salón de actos del Colegio San José de Almirante, para salir en esa foto.

No fue sino hasta el cuarto año de secundaria en mi alma máter, el glorioso Colegio Secundario Pedro Pablo Sánchez, ubicado en La Chorrera, que vine a saber de la magnitud y significado de los nombres de José María, Olga y Guillermo.

Fue cuando en una clase de Literatura española y panameña, dictada por una profesora chilena, ella me preguntaría si existía algún lazo familiar con el cuentista José María. Al decirle que solo sabía que era tío, me hablaría de que su tesis de graduación fue sobre José María Sánchez Borbón y me impuso de castigo investigar sobre José María. Allí era inevitable que se mencionara a Olga y Guillermo.

La disertación de mi profesora sobre José María, me dejó fascinado. De Olga hablaría de sus pinturas, teniendo que acudir a mi profesor de arte, Kandu Patel, para saber más de Olga y su obra pictórica. Hasta que un sábado, junto al tío Guillermo, mi primo Rodrigo ‘Yoyi ' Sánchez, Juan Sánchez padre e hijo y no recuerdo quiénes más, llegaría la tía Olga a un rondón en La Chorrera el cual, en ese momento, se cocinaba sobre el fuego de leña en el patio de nuestra casa. Tía Olga no quitaba su vista del mismo.

Años después y ya estudiando en la Universidad, me la encontraba en la parada de bus o, en otras ocasiones, en la escuela donde daba clases. Con más frecuencia, en el viejo café Boulevard Balboa, donde me presentaría a pintores como Arboleda y a otros cuyos nombres se me escapan en este momento. Posteriormente, tendría más cercanía en la era dura de la dictadura.

En varias ocasiones pude llegar al apartamento en los momentos en que creaba sus obras de barro y pintura. Siempre había un momento para tomarnos un café con gallegas y queso blanco. En otras, cuando llegaba y si había salido algún artículo mío en La Estrella de Panamá , me diría ‘leí tu artículo '. Cuando eran artículos de denuncia, siempre había en su voz un dejo de ‘cuidado Alexis, cuidado '.

Mientras escribo estas líneas, las lágrimas brotan de mis ojos al saber que, al estar fuera de mi tierra, la distancia vuelve a mantenerme alejado de poder acompañarla en este último viaje, cuando sus cenizas fueron depositadas en una cripta, para comenzar una nueva etapa, donde estará creando sus obras en otra dimensión.

¡Misión cumplida y buen viaje, tía Olga! Descansa en paz.

EXINVESTIGADOR DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD.

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‘En varias ocasiones pude llegar al apartamento en los momentos en que creaba sus obras de barro y pintura. Siempre había un momento para tomarnos un café con gallegas y queso blanco'

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