• 23/04/2024 00:00

Tras 25 años en manos panameñas, ¿el Canal enfrenta bien el futuro?

Después de más de 50 años vinculado al Canal como negociador de los Tratados Torrijos-Carter, asesor de su implementación, investigador y autor de varios libros y ensayos sobre la materia, trataré de resumir un tema actual y muy complejo, que merece mayor difusión y debate.

A un año del 25 aniversario del Canal en manos panameñas debemos constatar su éxito potenciado al añadir un tercer juego de esclusas inaugurado en 2016. Pero, tal como lo habíamos predicho desde finales de la década de 1970 (confirmado en mi libro Diez Años de Administración Panameña del Canal 2000-2010), los desafíos de su futuro parecen acercarse rápidamente hasta imaginar la construcción de un canal a nivel del mar, el más antiguo proyecto también considerado por la Comisión Tripartita de Estudios (Panamá-Estados Unidos-Japón), siempre postergado. Los expertos hablan de prospectiva y el administrador del Canal, Ricaurte Vásquez, declaraba en agosto de 2023 que la infraestructura del Canal “presenta un límite a la capacidad de tránsito” y “posiblemente para el 2032 estemos trabajando a plena capacidad, pasando 600 millones de toneladas cada año, cuando hoy pasan aproximadamente 500-510 millones de toneladas al año”. Sin embargo, no es el único desafío.

Uno de los mayores peligros es la interferencia de la política nociva en asuntos del Canal. A pesar de intentos repetidos se ha logrado en gran parte evitarlo, pero hay alarma cuando, por ejemplo, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) solicitó en 2023 la compra de tierras estatales, estimadas en 500 millones de dólares. ¿Serviría para apuntalar las deficientes finanzas públicas de un gobierno quebrado, despilfarrador? Son 2.186 hectáreas de tierras al oeste del canal, que se añaden a otras en su mayoría boscosas entregadas a título gratuito. Totalizan 20.578 hectáreas que estarán bajo el control absoluto de la ACP, para “protegerlas” y usarlas en un supuesto futuro “corredor logístico”. ¿Las necesitaba realmente? ¿Tenía planes concretos para utilizarlas?

Desde hace más de dos décadas, cuando se preparaban los estudios para la ampliación del canal (recomendación de la Comisión Tripartita desde 1993), se advertía la necesidad vital de nuevos embalses. No obstante, hasta el día de hoy, los sucesivos gobiernos nacionales y la ACP no han tomado las medidas, ni han tenido la voluntad para ejecutar nada pertinente. Al contrario, mediante la Ley 44 de 1999, en los albores de la incipiente ACP, se establecieron los límites de la Cuenca Hidrográfica del Canal con un área de 552.761 hectáreas, incluyendo las importantes cuencas de río Indio y Coclé del Norte, garantizando la disponibilidad de vertientes fluviales adecuadas para cubrir la futura demanda de agua. Posteriormente, la Ley 20 de 2006 deroga la Ley 44, reduciendo la Cuenca Hidrográfica a las 343.521 hectáreas originales. Sucedió por temor a la campaña negativa de “ambientalistas” fanáticos, curas sectarios y políticos oportunistas opuestos al gobierno, cuando se lanzó el referéndum de octubre de 2006 sobre la ampliación del Canal. El resultado ha sido y es una solución cada vez más costosa para Panamá, para centenares de familias en aumento que habrá que reubicar por nuevos lagos y para la ACP.

Desde sus inicios, bajo sus dos primeros administradores, la ACP ha efectuado múltiples estudios para identificar nuevas fuentes de agua, los cuales han establecido, unánime y repetidamente, que represar el río Indio para servir el Canal, es la mejor opción. La ACP contrató en noviembre de 2021 servicios de consultoría al Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, para confirmar lo que ya sabían sus expertos desde 1999, sobre la urgencia de represar río Indio, para crear un sistema optimizado de administración de agua, enfocado en abastecer de este recurso a nuevas potabilizadoras en el lago Gatún para servir más población del gran Panamá metropolitano y a la vía acuática para pasar más barcos. La realidad es que el gobierno nacional no ha actuado para adoptar la legislación requerida y tomar las medidas que permitan represar río Indio y la ACP no ha sido convincente ni perseverante para promoverlo. Hasta el día de hoy, la ACP no ha podido ejecutar nada concreto. Perdimos así más de 20 años.

La capacidad limitada de la infraestructura, de equipos flotantes y la insuficiencia de agua están entre los más urgentes desafíos internos del Canal. Las probables situaciones económicas, a saber, la posible competencia de rutas alternas, su confiabilidad y su costo para el comercio mundial, además de conflictos geopolíticos que trastornen el panorama real, son sus retos externos. Para encarar estos desafíos el administrador de la ACP afirmó recientemente que “la construcción de una segunda ampliación del Canal de Panamá no está descartada, aunque de momento es inviable”. ¿Pensaría en un cuarto juego de esclusas más grandes o en otra cosa?

Para enfrentar los retos a más largo plazo, la ACP necesita recuperar y mantener la confianza de sus clientes, rescatar la excelente cultura laboral/corporativa de los empleados canaleros y apartar totalmente la política partidista y gubernamental del Canal. Finalmente, es imperativo desarrollar un plan maestro de 25 años, con metas puntuales que contemple probables escenarios para afrontar exitosamente los retos del porvenir. Esto solamente se logra con un verdadero liderazgo y compromiso nacional en este asunto crucial para Panamá.

Como siempre lo ha hecho, esperamos que el Canal triunfará mediante su capacidad de innovación constante y cuando se adelanta al futuro y hasta lo fabrica. ¿Podrá hacerlo nuevamente esta vez?

El autor es geógrafo, historiador
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