• 05/01/2014 01:00

Ubú Rey

Alfred Jarry no inventó un personaje irreal, Ubú Rey es la sátira de los mandatarios corruptos que se mantienen en el poder, utilizando ...

Alfred Jarry no inventó un personaje irreal, Ubú Rey es la sátira de los mandatarios corruptos que se mantienen en el poder, utilizando el miedo y los sobornos al pueblo. En el resto de los personajes de la obra, que fue presentada en Panamá hace unos cuatro años por la actriz y directora Ileana Solís, se plantea un fenómeno que ya hemos visto ocurrir por aquí. Nadie parece poder entender que algunas órdenes sencillamente no tienen sentido, no existen y que cumplirlas sería el más absoluto de los absurdos.

Ubú Rey subía impuestos a ciertos empresarios, los exprimía hasta hacerlos desaparecer y luego daba al pueblo regalos que todos agradecían sin pensar de dónde venían y si eran buenos. Me asusto nada más de ver lo mismo hoy, de ver a personas que se sienten comprometidas a entregar hasta el sentido común por complacer lo inadmisible.

Desde que el Ministerio de Obras Públicas eliminó un mural que El Kolectivo había empezado ha realizar en homenaje a la gesta del 9 de Enero de 1964, el presidente reaccionó amenazando con que se volverían a borrar lo que él llamó grafitis, cuantas veces los volvieran a pintar. De allí en adelante, aún a pesar de que ese planteamiento mostraba ignorancia en cuanto al tipo de expresión artística, la mayoría de los medios de comunicación repitieron la misma definición sobre el tipo de trabajo que realiza El Kolectivo.

Volvimos a empezar el mural, porque ninguna ley lo prohíbe y nadie ha encontrado alguna norma que así lo diga. Desde la Secretaría de Comunicación se ha mencionado tímidamente el Decreto Alcaldicio 1466 del 30 de julio de 2010, pero este menciona paredes o muros de edificios y su espíritu es ante el deterioro y nunca contra el arte.

Ese mismo día la Secretaría del Metro expone en su cuenta de Twitter una fotografía insinuando que el Metro de Panamá había sido atacado con graffiti y los medios de comunicación abrazan la fotografía como la afirmación de un hecho real, sumando insinuaciones contra El Kolectivo, las cuales se difunden inmediatamente.

Por segunda vez, el trabajo de El Kolectivo es atacado por el MOP y el día que nos disponíamos a trabajar por tercera vez, nos encontramos con una fuerza policial que nos impidió realizar nuestro homenaje. Más de un centenar de simpatizantes fue testigo del pie de fuerza utilizado por el Gobierno Nacional para defender el absurdo de no permitir el homenaje. Visitamos a la corregidora y dijo no haber enviado a esos policías ni saber quién los enviaba.

Se nos exhortaba por medio de voceros, a pedir permisos y acercarnos a las instancias correspondientes. Acudimos a dos reuniones con la directora del INAC y nos presentamos ante el Consejo Municipal en presencia de la alcaldesa. Expusimos los motivos y dejamos claro que no se trata de daños al espacio público, reiteramos que es la avenida de los Mártires el lugar merecido por quienes lucharon para que hoy fuéramos un territorio soberano. Pero a cada instancia que hemos acudido se nos habla con temor de las palabras del presidente y se nos trata como un problema.

Hemos evidenciado la limitada libertad ciudadana, controles a la libre expresión, al uso de espacios públicos y la necesidad de crear más lugares donde el arte sea vehículo que despierte conciencias. Tal vez eso nos hace enemigos, como al propio hijo de Ubú Rey, quien tuvo que huir para no ser alcanzado por la furia de su padre cuestionado por la razón.

El Consejo Municipal es tímido en sus pronunciamientos, la alcaldesa ni siquiera opina autónomamente, la directora del INAC propone pintar un letrerito, el MOP admite haber actuado sin un acto administrativo sustentado en la Ley y cuando pedimos copia del contrato que dicen cumplir para dar mantenimiento a una obra, el silencio es la respuesta. La Corte Suprema de Justicia parece esperar alguna señal divina para actuar ante un Amparo de Garantías Constitucionales, y el diario Panamá América todavía nos llama ‘grupo grafitero’ después de todas las aclaraciones, y publica los supuestos resultados de una encuesta en el que el 55 % de la población dice estar de acuerdo con sancionar a quien pinte paredes. ¿Se puede usar un recurso más bajo?

Ubú Rey podía, calumniaba y era aceptado por toda la gente que tenía las manos llenas de regalos. Mataba nobles y destituía a los magistrados. Pero esa obra fue estrenada en Francia a finales del siglo diecinueve y era la crítica del autor a los gobiernos autoritarios de entonces. Ha pasado más de un siglo y no esperaba que en este país nos encontráramos, cual pueblo de Ubú Rey, esperando el ‘carrito de las phynanzas’ para correr despavoridos a darle la razón al absurdo.

ESCRITORA.

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