• 01/02/2014 01:00

Los vicepresidenciables

El enturbiado panorama político panameño se profundiza cada vez más con las movidas que impulsan los actores políticos. Las elecciones p...

El enturbiado panorama político panameño se profundiza cada vez más con las movidas que impulsan los actores políticos. Las elecciones primarias constituyeron todo un acontecimiento y prácticamente fueron unas elecciones en miniatura, en donde se ensayaron discursos, descalificaciones y ataques, los cuales diseñaron el camino que ha de caracterizar la promoción política hacia las elecciones generales.

Los colectivos políticos tensaron sus estructuras para ofrecer sus ofertas. Del ejercicio partidario eleccionario interno surgieron ‘figuras’, principalmente los presidenciales. Que, dicho sea de paso, no parecen ser las mejores cartas de presentación, lo cual pone en evidencia la crisis por la que atraviesa la política nacional. Hasta el momento no hemos podido advertir un discurso coherente y una propuesta de país verdaderamente comprometida con los intereses nacionales. Están ensayando de todo, sin penetrar, aún, la conciencia del electorado. Y mientras los clichés propagandísticos ganan espacios, las propuestas serias, que deben ser debatidas con la población en las ágoras populares, están ausentes.

Apostando, tal vez, a lo mediático, piensan que allí está lo fundamental. De manera que parecieran haber centrado sus empeños en esa dirección, sin tener claridad de que en los foros populares está la verdadera esencia de la democracia.

Pero, si bien la atención se centró en un momento en las candidaturas a la Presidencia de la República, ahora la misma se ha situado en las figuras de los candidatos a la Vicepresidencia. Por supuesto que esto toma interés sobre la base de las ganancias electorales que puedan aportar a sus respectivas fórmulas. No obstante, si la crisis de los candidatos presidenciales es manifiesta, no cabe duda también de que esto se extiende a las candidaturas vicepresidenciables. No aparece ninguna atractiva y, muy por el contrario, se ubican en el mismo nivel de las presidenciables, con lo grave de la responsabilidad que tienen de atraer votos, como se entiende fueron incorporadas a las propuestas presidenciables.

Estas candidaturas a la Vicepresidencia, muy por el contrario, han generado toda una discusión que cae en el terreno de la ética política. Por un lado, el asunto de los independientes, que se han hecho dependientes de los partidos políticos, al ser absorbidos —con aquiescencia— por ellos y por el otro, el tema de la familiaridad como un elemento a considerar en la figura de la Vicepresidencia.

El asunto de la ética y la moral en las candidaturas vicepresidenciales obliga a una serena reflexión, pues los intereses que las impulsan, más económicos que de cualquier otro tipo, demuestran que lo que está en juego es la supervivencia de un modelo económico-político, sustentado por los sectores de poder.

Con la excepción de un colectivo político adscrito a la izquierda, las demás candidaturas a la Vicepresidencia de la República reproducen mucho más de lo mismo y nada novedoso para los sectores populares.

Así, con el entendimiento que la fuerza radicaba en la figura presidencial, el péndulo se mueve hacia las candidaturas a la Vicepresidencia en una clara manifestación del déficit que hay en los candidatos a la Presidencia, pensando que la superación de la crisis está en los candidatos a la Vicepresidencia.

DOCENTE UNIVERSITARIO.

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