Voluntad política

Faltando 227 días para la realización de los comicios de mayo del 2008, los panameños se preguntan si será verdad que caminan por un mejor Panamá.

Lo que sí es cierto es que aproximadamente 45 por ciento de la población actual del país no cuenta con los ingresos suficientes para las necesidades básicas.

El gobierno actual es consciente de esta problemática social y está trabajando para mejorar la calidad de vida de los panameños con viviendas, aumentos, subsidios, leyes, red de oportunidades y otros programas. No obstante, a estos niveles es preciso un seguimiento y mayor creatividad.

Construcciones improvisadas, la niña de seis años vendiendo chicle en Calle 50, las indígenas en el suelo con la mano extendida, los desertores de las escuelas y universidades, Carlitos con un recital bíblico en el bus de Tumba Muerto, son algunas de la postales ya comunes en nuestra sociedad.

Algunos versados en el tema opinan que “la pobreza es producto de muchos factores causales e interactivos de la vida de los Estados”, no es que ellos se excluyan, más bien, la deficiencia de un sistema los margina y les impide avanzar.

La pobreza fija en Panamá, es un asunto de todos, quien sea elegido como presidente de la República debe seguir tratando de erradicar la pobreza, no por ser un objetivo del milenio, sino por unidad, por ética, por moral, por responsabilidad social y por un mejor Panamá.

El camino para exterminarla no es caminar con ella, sino deteniendo su paso, fijando las soluciones desde los niveles más bajos de poder adquisitivo, brindándoles el espacio que por derecho tienen como panameños.

La voluntad política necesaria para construir un mejor Panamá debe ser un eco latente no de discursos, sino de hechos.

El pueblo que elige vive una realidad y toma muy en cuenta la empatía con la que se identifican los que prometen ayudar a resolver los problemas.