Alianzas y divisiones

El Partido Popular y el Partido Panameñista lograron ayer sellar una alianza electoral cuyo principal objetivo es un plan de postulaciones unificadas para el 2014. El sistema electoral panameño estrecha las opciones de representatividad a las organizaciones minoritarias como el PP. De allí que este anuncio, especialmente por la forma negociada del acuerdo, valorará en justa medida el peso electoral de la alianza. También es justo ponderar su significado al evitar la excesiva fragmentación política y ayudar a la creación de estabilidad democrática. No obstante, la jugada estratégica tiene una complicación importante en el panorama de la gobernabilidad y el cumplimiento de objetivos programáticos: somete la minoría del PP a un partido mucho más grande y tradicional. La experiencia panameña ha demostrado que las alianzas electorales son cosméticas y, una vez en el ejercicio de gobierno, los políticos vulneran sus acuerdos, sin reparar en los riesgos que desatan las ambiciones personales en el poder.