Una de las grandes prioridades de cualquier Gobierno tiene que ser la alimentación. Se trata pues, de un derecho inherente al ser humano, porque la alimentación es un requisito para la supervivencia y el bienestar de la humanidad. Panamá, imbuida por la moda de la globalización, priorizó el negocio de los alimentos por sobre la alimentación, por lo que, en pocos años, el país entró en una crisis de producción, mientras que se sometía a los panameños al consumo de alimentos de otros confines del mundo. La decisión, sin embargo, no tenía como fin la sustitución de los granjeros nacionales por los foráneos, pero el mercado cambió las reglas y el país literalmente perdió su seguridad alimentaria. Cada 16 de octubre, desde el año 1979, se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, una celebración promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, con el claro objetivo de disminuir el hambre en el mundo, propósito que también busca la Agenda 2030 con su meta de hambre cero. El momento merece una reflexión y un análisis profundo sobre el tema de la alimentación de todos los panameños y los pasos que vayamos a dar para tener seguridad alimentaria y, sobre todo, cumplir con la meta de Hambre Cero para 2030. Si trabajamos con un plan, no hay duda de que podemos lograrlo con mucha antelación. ¡Así de simple!

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