Cárceles

El manejo de nuestras cárceles no es el mejor. De hecho, hay miles de reclusos que no han ido siquiera a juicio y por tanto, no han sido condenados, pero cumplen su condena tras los barrotes. El problema es mayúsculo, porque individuos con delitos menores, son internados junto con criminales que sí debieran estar tras siete candados y por el resto de sus vidas. De hecho, hace unos días, el Tribunal Electoral reveló que hay poco más de 21 mil reclusos que tienen sus derechos ciudadanos activos, es decir, que pueden votar y están coordinando un plan para ponerles las mesas de votación para el día de las elecciones. Aparte de que tenemos encerrados en nuestras cárceles a gente que no ha sido condenada, cada uno de esos reclusos nos cuesta miles de dólares al año, solo en alimentación. En otros países se ha optado por reclusorios privados, es decir, el Estado contrata a una empresa privada que se dedica al servicio carcelario. Por lo general, casos de reclusos con delitos menores van a estas cárceles privadas. Esta sería una alternativa viable que pudiera aplicarse en Panamá, pero también hay otras medidas no tan extremas que pudieran tomar los jueces, antes de la cárcel. Y es que el tema carcelario es un problema que debemos abordar con inteligencia y eficiencia y no seguir engrosando la cantidad de miembros en estas prisiones que se han convertido en universidades del crimen. ¡Así de simple!