Los últimos informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectan a Panamá con un crecimiento del PIB per cápita que estará muy por encima de la media latinoamericana. Una publicación del diario La Tercera de Chile, que analiza los datos del FMI, adelanta que mientras ese país sudamericano en el 2025 tendría un PIB per cápita de 28 660  dólares y Uruguay 26 676  dólares, Panamá llegaría a 37 844 dólares. Para 2025, Panamá estaría prácticamente igualando el PIB per cápita de Grecia, Portugal, Estonia y Letonia, que pertenecen a la Comunidad Europea. La pregunta que cabe es ¿cuántos de nuestros políticos miran estas cifras y sabrán cómo administrar este crecimiento? ¿Tendrán en mente que Panamá logre encarrilarse como un país de primer mundo como sus pares europeos? El problema de hoy en Panamá es que pareciera que nuestros políticos no tienen plan, más que el de llegar al poder para ser los amos y señores de la cosa pública. El deterioro paulatino de la administración pública, la corrupción rampante y la ineficiencia institucional ha crecido año a año desde 1990, pero los políticos se centran en restregar el problema, sin entregar una fórmula de solución y allí radica el error. Los panameños tenemos que fomentar liderazgos sólidos en cada agrupación política, en cada gremio, en cada grupo. Que los nuevos liderazgos tengan metas, en especial la de alcanzar el grado de desarrollo en no más de diez o 15 años. ¿Es difícil?, sí, pero no imposible. Lo triste es no tener un plan para alcanzar esa meta como vamos hoy. ¡Así de simple!

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