Este domingo, los dos partidos más antiguos de Panamá celebraron sus elecciones internas, un proceso que podría marcar el inicio de una renovación necesaria o profundizar aún más la crisis que afecta a todas las agrupaciones tradicionales. Siguen atrapadas en el clientelismo, sin debates ideológicos reales y alejadas de los intereses de las grandes mayorías. Ambos sectores, encabezados por Balbina Herrera en el PRD y Jorge Herrera en el panameñismo, reciben hoy la posibilidad de impulsar el giro urgente que los partidos reclaman. De lo contrario, quedarán relegados al olvido como actores que solo ampliaron la brecha de representatividad y debilitaron la democracia panameña. El país necesita organizaciones diversas que analicen la realidad con visión nacional, sobre todo cuando el autoritarismo avanza con fuerza y la democracia peligra cada día más. La responsabilidad es inmensa: o emprenden una renovación real o su desaparición será solo cuestión de tiempo si no asumen el reto que el país exige.

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