El problema es...

El ministro de Gobierno se queja porque lo han caricaturizado negativamente por sus reformas a la seguridad, pero insiste en que es necesario que un uniformado esté al frente de la Policía para contrarrestar mejor la violencia en el país. Y asegura que todas las normas aprobadas en el Consejo de Gabinete no retrotraen al país al militarismo como hacen ver los “ventrílocuos del pueblo”. Señor ministro, el problema no es solo que las normas abren la ventana para que el país retome la carrera militar. Más allá de eso —que sí es una posibilidad— es que un tema tan sensitivo como la seguridad nacional tiene que ser objeto de la más amplia consulta. Aprobar esas normas como fueron aprobadas es el primer signo de imposición y eso es típico de regímenes dictatoriales. Señor ministro, la sociedad merece ser consultada. ¿Es mucho pedir?