Uno de los graves problemas de la sociedad panameña es su impuntualidad. Lo peor es que hacemos mofa con “la hora panameña”. Este solo hecho es causante de grandes males en el país. Se violan la Ley y la Constitución y es una mala costumbre de arriba hacia abajo y viceversa. La toma de posesión, un discurso, una conferencia, un término judicial, el inicio de un partido, etc. La violación aquí es constante y sin consecuencias. Si algo caracteriza a los países desarrollados es su puntualidad. ¿Qué sería del país si fuésemos puntuales? Los promotores de vivienda prometen el oro y el moro, con tal de amarrar una venta, pero a la hora de cumplir, justifican el atraso. Es una cadena que nos lleva minando los valores que, si un presidente solo se dedica a que los panameños, empresas, funcionarios, seamos puntuales, el país avanzaría hasta posiciones inimaginables. Pregunte ¿cuántos han sido afectados por la impunidad de las distribuidoras eléctricas? Hágase una pregunta de ¿cuántas veces ha sido usted impuntual? El punto más importante es que no se necesita invertir un solo centavo para esto. Con que solo desde la cabeza se mande el mensaje de la puntualidad, las cosas empiezan a fluir. Los diputados debiesen legislar sobre la puntualidad y establecer consecuencias por incumplirla. No importa cuánto se invierta en educación formal, si, desde la cabeza, se viola constantemente la puntualidad. Trabajemos por ser puntuales y el país gana un enorme valor. ¡Así de simple!

Lo Nuevo