• 02/03/2021 00:00

Para reflexionar

“[…] es oportuno reflexionar sobre que no solo son importantes los acuerdos, sino también cómo vamos a defender esos acuerdos en el futuro, para que no naufraguen […]”

Hace 75 años los panameños celebramos la aprobación de una nueva constitución, cuyo proyecto, redactado por Moscote, Alfaro y Chiari, fue discutido y enriquecido mediante un gran acuerdo nacional. La alegría colectiva fue tal, que se dispuso que todos los años el día 1° de marzo sería un día de celebración. El Gobierno elegido por la Asamblea Constituyente convocó a elecciones para 1948 y desde esa época se iniciaron, lamentablemente, las prácticas violatorias a la misma Constitución democrática recién aprobada. No obstante, el periodo previo fue de apertura a las ideas modernas y democrática, reflejadas en un texto de avanzada, que fue un enorme salto en materia de derechos sociales. Se dio rango constitucional a la autonomía universitaria y, participaron, por primera vez en la historia panameña, mujeres en un cuerpo parlamentario. Al mismo tiempo, su primera década de vigencia de la Carga Magna fue convulsa, fraudes electorales, imposiciones castrenses, intento de derogatoria para imponer la Constitución de 1941 y, así, fue la Guardia Nacional convirtiéndose en arbitro de la vida política del país. Con el asesinato del presidente Remón y el posterior juicio que condenó injustamente al presidente Guizado se puede decir que el irrespeto a nuestro Gran Acuerdo Nacional de 1946 era una práctica acostumbrada. De allí que se hace necesario aprender de la historia, cómo se abrió un espacio constituyente que sirvió a un debate democrático en el que participaron todas las ideas, cómo se produjo un texto de alta calidad y analizar por qué hemos fracasado para lograr un pacto constitucional que involucre a la mayoría de los panameños y sea respetado y defendido por todos. Ayer, primero de marzo se conmemoraron 75 años de la Constitución democrática y civilista de 1946, ahora que se propone en el Pacto del Bicentenario la creación de un nuevo Contrato Social y otros exigen constituyente originaria o paralela, es oportuno reflexionar sobre que no solo son importantes los acuerdos, sino también cómo vamos a defender esos acuerdos en el futuro, para que no naufraguen, como, lamentablemente, ocurrió con la reconocida Constitución aprobada el primero de marzo de 1946.

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