• 04/03/2021 08:53

Biden mantiene respaldo a soberanía de Marruecos en el Sahara

Esta semana la NASA, la agencia aeroespacial de Estados Unidos, incluyó el Sahara como territorio bajo soberanía marroquí, como habían hecho antes el Pentágono, la CIA y la OTAN

El reconocimiento mundial de la soberanía de Marruecos sobre las provincias del sur en el Sahara, sigue sumando organismos internacionales. Esta semana la NASA, la agencia aeroespacial de Estados Unidos, incluyó el Sahara como territorio bajo soberanía marroquí, como habían hecho antes el Pentágono, la CIA y la OTAN. 

Ahora le llegó el turno a la NASA, al confirmar la evidencia histórica y la legalidad internacional de la soberanía marroquí sobre sus provincias saharianas, y mostrarlas legítimamente a la cartografía interactiva del mundo. La decisión, dada a conocer por la NASA a través de un comunicado, fue interpretada como una nueva bofetada a los enemigos de la integridad territorial de Marruecos, Argelia y su guerrilla separatista del Frente Polisario. 

El paso dado por la agencia estadunidense, va en la misma dirección de la proclama firmada por el expresidente Donald Trump en diciembre pasado, mediante la cual Washington reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara y consideró que la propuesta marroquí de autonomía en su territorio es "la única realista". 

Al mismo tiempo Trump anunció que el país magrebí restablecía relaciones diplomáticas con Israel, en línea con otros países árabes y africanos, y vinculó ambas cuestiones como parte de los Acuerdos de Abraham suscritos también por Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán. 

Estados Unidos se comprometió, al mismo tiempo, a abrir un consulado en la ciudad de Dajla, enclave económico y turístico del Sahara. A lo largo del último año, una treintena de países árabes, africanos y latinoamericanos han establecido consulados en Dajla o El Aaiún, la capital administrativa del Sahara, en reconocimiento de la soberanía marroquí sobre sus provincias del sur. 

Apoyo a la autonomía   

Para reforzar la decisión estadunidense, el Departamento de Estado y el Ministerio de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero organizaron a mediados de enero una Conferencia Ministerial de Apoyo a la Iniciativa de Autonomía bajo la Soberanía de Marruecos. 

En el evento participaron 42 países de los cuales 27 estaban representados a nivel ministerial, incluyendo ocho Estados latinoamericanos y caribeños conformados Antigua y Barbuda, Barbados, El Salvador, Guatemala, Haití, Jamaica, República Dominicana y Santa Lucía. 

En el desarrollo de la conferencia el entonces secretario de Estado adjunto para el Oriente Medio y el Norte de África, David Schenker, señaló que distintas administraciones estadounidenses, desde la del presidente Bill Clinton, han expresado su apoyo a la iniciativa marroquí de autonomía bajo soberanía marroquí, "porque constituye la opción más realista para la solución del conflicto del Sahara".   

Destacó, al mismo tiempo, que desde que fue presentada en el 2007 ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha sido considerada en las últimas 13 resoluciones como una propuesta "seria y creíble" para abordar el diferendo sahariano.  

Para hacer efectivo el respaldo de Estados Unidos a la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, Schenker viajó a la ciudad de Dajla, donde Washington abrirá próximamente un consulado.  

Después de inaugurada la nueva administración de Joe Biden, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, se reunió con su homólogo israelí Meir Ben Shabat, al que le confirmó que Estados Unidos apoyará “el acuerdo entre Israel y Marruecos y el reconocimiento de Washington de la marroquinidad del Sahara”, de acuerdo a informes de medios de prensa de Israel.    

Esa postura, según analistas, da por sentado la continuidad de la posición histórica estadunidense sobre el tema del Sahara, un asunto que es abordado cada vez con mayor claridad y en forma más coherente.  

Un posterior comunicado de la Casa Blanca dijo que “la nueva administración estadunidense trabajará en estrecha colaboración con Israel en temas que afecten la seguridad regional y para apoyar el éxito de los acuerdos de normalización de Israel con los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos”.  

Un compromiso de Estado  

Al respecto el diario español La Razón concluyó que “la comunidad internacional da por hecho que la administración Biden en Estados Unidos mantendrá la decisión adoptada por el anterior presidente, Donald Trump, en el sentido de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sahara”.  

Otro rotativo español, en este caso El Mundo, reveló esta semana que distintas fuentes de la administración Biden consultadas por su corresponsal en Washington “indican que se extiende la sensación de que no habrá marcha atrás”.   

“Porque Estados Unidos siempre ha mantenido una estrecha relación con la monarquía aluíta y porque no creen que la nueva administración revierta la postura de Trump, entendida ahora como un compromiso del propio Estados Unidos”, afirmó el diario madrileño. 

“España comienza a asumir que el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no corregirá el reconocimiento de Donald Trump a la soberanía de Marruecos sobre el Sahara. La justificación es que la decisión estadunidense una vez adoptada no es de Trump sino de Estados Unidos y no ven a Biden echando por tierra un compromiso alcanzado por su país”, subrayó El Mundo. 

Para tratar de contrarrestar los avances logrados por Marruecos, los senadores Jim Inhofe y Patrick Leahy hicieron circular recientemente por internet una carta, a la que se adhirieron otros colegas, en la que pidieron a Biden revocar la decisión de la pasada administración e involucrarse más en la solución del diferendo sobre el Sahara.  

Inhofe, republicano por Oklahoma, con 27 años en el Senado, representa al grupo de legisladores más ultraconservadores, y es reconocido como vocero del régimen militar de Argelia y ferviente defensor de la guerrilla separatista del Frente Polisario. La dictadura argelina y el Polisario alimentan el conflicto en el Sahara en un intento por cercenarle a Marruecos el territorio sobre el cual es soberano por derecho y legalidad histórica. 

Por su parte Leahy, senador demócrata por Vermont, tiene 46 años en el Capitolio y es un enemigo declarado de Trump y de sus acciones mientras estuvo en la Casa Blanca. Fue el responsable de dirigir el segundo juicio político fallido contra el exprepresidente republicano. 

El experto en política internacional Robert Satloff, director ejecutivo del Instituto de Washington para la Política en el Medio Oriente, cuestionó el proceder de esos senadores y considero equivocado su enfoque respecto al tema del Sahara marroquí. 

"No hay ninguna contradicción entre el reconocimiento de la soberanía de Marruecos y el apoyo a la mediación de la ONU para alcanzar una resolución negociada" de ese diferendo regional”, afirmó. 

Al mismo tiempo planteó que “para acelerar la solución del conflicto del Shara, la administración Biden está llamada a reafirmar tanto el apoyo a la soberanía marroquí como el proceso de mediación bajo la égida de las Naciones Unidas”. 

Europa reconoce a Marruecos  

Tras la histórica decisión de Estados Unidos, Marruecos espera que el siguiente paso lo dé la Unión Europea. En esa dirección el Consejo Europeo respaldó esta semana en Luxemburgo el acuerdo que favorece el pacto de asociación y el convenio agrícola y pesquero entre el bloque comunitario y Marruecos y sus provincias del sur en el Sahara. 

El acuerdo incluye una declaración común que señala que los productos originarios del Sahara, sometidos al control de las autoridades aduaneras de Marruecos, se beneficiarán de las mismas preferencias comerciales establecidas entre las dos partes. 

La decisión del Consejo Europeo indignó a la guerrilla del Polisario que ha tratado por todos los medios de que Europa deje de importar productos agrícolas y pesqueros del Sahara y que desconozca el derecho soberano de Marruecos sobre sus provincias del sur.  

Ante esa realidad, España está jugando actualmente una posición ambivalente. Mientras oficialmente Madrid se alinea con las Naciones Unidas en la búsqueda de una solución política al diferendo sobre el Sahara marroquí, Pablo Iglesias, vicepresidente del gobierno español y jefe del partido de extrema izquierda Podemos, apoya abiertamente a la guerrilla separatista del Polisario. Eso ha llevado a que las relaciones entre Madrid y Rabat se encuentren en su punto más bajo.   

La ultraizquierda instalada en el gobierno español, financiada y promovida por la dictadura chavista de Venezuela, desconoce que la geopolítica está cambiando en forma acelerada y desprecia la decisión estadunidense de reconocer el derecho de Marruecos a ejercer su soberanía sobre el Sahara.  

El contrasentido es que España alberga dos bases militares de Estados Unidos en Cádiz y Sevilla, en el extremo suroeste del país, por un acuerdo negociado hace ocho años por el entonces jefe del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), devenido en la actualidad en espadachín internacional del chavismo.  

El acuerdo que se renovó en tiempos perentorios a finales del año pasado, estuvo a punto de cancelarse y trasladar las bases estadunidenses al sur de Marruecos. Pero se salvó a última hora y tendrá una nueva vigencia a partir de mayo próximo.   

En este momento Marruecos es una fuerza determinante en asuntos cruciales que afectan a España y Europa en particular lo relativo a la migración ilegal y la seguridad regional, ante la permanente amenaza del islamismo radical.  

Para colmo, mientras el actual gobierno español reprime severamente cualquier manifestación de independencia de Cataluña, con una población de 7.5 millones, respalda a un puñado de guerrilleros separatistas, aliados del terrorismo internacional a través de Irán y su brazo armado libanés Hezbolá. 

Por qué Panamá 

Aunque ni España ni la Unión Europea la reconocen oficialmente, la guerrilla del Polisario tiene el respaldo de una veintena de regímenes ulltraizquierdistas principalmente en África y América Latina, entre los que sobresalen Cuba y Venezuela y los aliados del chavismo en la región, incluyendo a Panamá.    

La razón por la que Panamá mantiene esos vínculos con una guerrilla africana que no le brinda ningún beneficio al país y compromete su imagen internacional, es puramente ideológica. Así lo considera Guillermo Cochez, diplomático y analista político, para quien la explicación se encuentra en que la política exterior panameña la dirige un asesor que actúa como un agente procubano y sus comisarios políticos enquistados en el Ministerio de Relaciones Exteriores.   

“La crisis en la Cancillería panameña es que la política exterior la manejan asesores con vínculos con Cuba y la izquierda marxista internacional, que son los que hablan en nombre de Panamá”, dijo Cochez en una reciente entrevista con el programa Primer Impacto de la cadena Univisión. 

Aseguró que tras bambalinas, quien mueve los hilos de toda la trama es el secretario general del PRD, Pedro Miguel González, aliado de Cuba, Venezuela y el Partido Comunista de China. “Los asesores castro-chavistas de la Cancillería son los que imponen la policía exterior panameña comprometida con la guerrilla del Frente Polisario, con fuertes vínculos con el terrorismo internacional, y hostil hacia Marruecos", opinó Cochez.

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