• 21/10/2025 00:00

El dolor de vivir hacia afuera de uno mismo

En nuestros días, el ser humano vive atrapado dentro de un pesado estilo de vida que le desgasta y explota a cambio de muy poca felicidad, y aún menos bienestar. Sin embargo, todo parte de la idealización que tiene de su propia vida vs la que vive en realidad. Adornándola de mil y un eufemismos a la moda que refuerzan su ignorancia para consigo mismo. Es decir, palabras que suenan bonito pero aportan poco a su bienestar. Por mencionar algunas: “ambición”, “estatus” , “empoderamiento” etc. Dicho de otra forma, tercerizando su deseo existencial. Entiéndase, ya ni siquiera copiado de lo que aspiren o ambicionen sus amistades o seres queridos, sino más bien de un estilo de vida fatuo extraído de las redes, que a mediano o corto plazo le genera aún más insatisfacción y angustia interna. Desde las deudas hasta el pírrico placer obtenido de la aprobación de una sociedad que no sabe distinguir entre comodidad y bienestar, lujo o necesidad, ni mucho menos entre ser y tener.

Así pues, tenemos frente a nosotros la peor tragedia de la historia humana moderna. La de un ser que se ha colmado de tecnología, bienes materiales y servicios, para suplir todas sus necesidades personales, excepto las principales que le dan paz y bienestar consigo mismo. Pero no conforme con esto, en un acto fútil de supervivencia a sí mismo, se crea un mundo virtualizado para alienarse del real. Aún ignorando dos conceptos fundamentales que llevaran su frustración existencial a donde quiera que vaya física o virtualmente. Primero, el hombre prefiere ignorar el hecho de que virtualizando la realidad sigue portando dentro de su consciencia todo aquel sentimiento de carencia que le hace negarse a sí mismo de forma compulsiva casi. Y segundo, que sigue dependiendo de una realidad física que, peor todavía, continúa creciendo (y mucho más al omitirse de la realidad) . Pero las personas en su mayoría prefieren “no notarlo” aunque esto se les aglutine en aquel “invisible” que los atormenta a diario.

No, el ser humano no puede vivir volcado hacia afuera. Lo hemos hecho a lo largo de la historia, fracasando al crear modelos de convivencia social tan incordios como nuestras pendencias internas y la incapacidad que tenemos de poder superarlas o tan siquiera sobrevivirlas. Porque de nuestra incapacidad de lidiarlas a lo interno, y su respectiva proyección sobre los demás, nace todo este entramado social repleto de relaciones conflictivas, engañosas, y retorcidas que llamamos “sociedad”. Quizás sea por “los ojos que tenemos” que miran hacia los otros, o tal vez por el hecho de que tenemos nuestra consciencia encapsulada en un cuerpo repleto de necesidades apremiantes. Quién sabe qué o quién, ni por qué o por quién... pero siempre terminamos ignorándonos a nosotros mismos por darle favor a la sociedad. Dicho sea de paso, tanto para lo bueno como para lo malo. Porque existe cierto placer adictivo en vivir sin conocerse a uno mismo. No conocernos internamente” en muchas ocasiones nos facilita el acto de culpar a los demás. Ya que podemos aprovecharnos de ellos (tanto de su propia falta de visión como de su complejo de héroe) para vivir parasitándoles económica, afectiva o psicológicamente.

De cualquier forma, no se puede construir un mundo hacia afuera, sin edificar fuertes estructuras hacia adentro de uno mismo primero. Si bien la sociedad nos condiciona a vivir para y por ella, usted jamás estará físicamente obligado a desconocerse a sí mismo. Menos aún, dentro de los regímenes “democráticos” modernos.

No hay nada bueno, mucho menos sano o práctico, en sacrificarse por una sociedad enferma y que no se escucha a sí misma. En consecuencia, habría que darle la vuelta a todo esto, entendiendo por fin que robar un tiempo social para la edificación personal puede ser más productivo para la sociedad que vivir atropellando a los demás buscándose a uno mismo.

Lo Nuevo