El racismo y la paz

Aprovecharse de una cumbre contra el racismo para soltar su consuetudinario discurso de odio contra Israel es cosa que espanta de Ahmadinejad, pero que no asombra nunca. Ya que su objetivo es borrar a Israel de la tierra, el dirigente iraní no sabe ver las cosas de otro modo. Pero el mundo le dio la espalda. Ban ki moon deploró el uso que hizo de esa plataforma “para acusar, dividir e incitar”. El sentido común dice que para acabar con el racismo hay que extirpar todo odio y poner delante diálogo, respeto, búsqueda de soluciones y compromiso. No lo quiere así el líder iraní, pero Israel es necesario y legítimo interlocutor y también el pueblo palestino. Difícil la paz cuando les rodean vecinos que quieren pelear la pelea ajena. La visión de Ahmadinejad es su fracaso. A lo mejor le cae un piano y lo entiende.