Dejemos a Hitler atrás

CONSTRUIR LA PAZ ES DIFÍCIL. Primero se requiere dejar las descalificaciones atrás y usar otro lenguaje —además de los elementos que ayer señalamos en el editorial: diálogo, comprensión, buena voluntad, compromiso—. Hay que centrarse en las dificultades y aportar para superarlas. Por supuesto, Ahmadinejad es tan malo como apunta Israel o aún peor. Y lo que hizo ayer en el día de la Memoria fue una acción brutal. Pero ya el mundo civilizado lo castigó. Ahora, él es un elemento de distracción. Israel debe centrarse, no en vituperarlo, sino en el esfuerzo de diálogo con los palestinos y los sirios. Pues coronar un tratado de paz en Tierra Santa sería el mejor homenaje que dar a los hijos de Isaac y de Ismael. Lo merecen los pobres de la tierra, los que no necesitan un enemigo, sino un lugar para vivir.