¡Vivan Francia y la libertad!

La libertad es el don más preciado de los pueblos —después de la vida— y en esta hora resuena en la memoria histórica de nuestras naciones el grito antiguo de la Francia dieciochesca contra las cadenas que los hombres han forjado para oprimir a otros muchos de sus semejantes. Acto tan universal que la civilización moderna ha visto en él un modelo para sus propias reivindicaciones. En nombre de la libertad se han construido naciones modernas, pero también se han cometido infamias. Porque es un concepto de fácil manipulación que exige reflexión sobre su significado e implicaciones. Así que con un saludo a los galos, tan unidos a nuestra propia historia prerrepublicana y a nuestro querer y agradecidos por su herencia magnífica llamamos a meditar sobre este inapreciable tesoro del hombre.