¿Paraíso fiscal de qué?

Si el decreto por el cual la República de Colombia decide declarar a la República de Panamá paraíso fiscal provoca, cuando menos, disgusto nacional, la lectura de la lista de países con los cuales se acompaña a Panamá, causa verdadera indignación. Es inentendible la forma en que ha procedido Colombia con Panamá, pese a la larga historia común, la plena cooperación en los más complejos temas, el apoyo que Panamá ha expresado en momentos sensibles y, especialmente, la fortísima relación inversora y comercial existente. El Gobierno de Panamá debe actuar con entereza y determinación en defensa y salvaguarda de los intereses panameños ante el errático accionar de Colombia, cuyo ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría –nombre a no olvidar–, firma el inaudito decreto, pero, horas más tarde, el presidente Juan Manuel Santos se apresura a decir que instruye a ese mismo ministro solucionar el problema, como si esto no se debió hacer antes. Colombia equivoca su comprensión de nuestro régimen legal, irrespeta principios fundamentales del Derecho Internacional Público, pone en entredicho la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados y, sobre todo, muestra un menosprecio inmerecido por las relaciones con un importante vecino. Ahora, le toca al Gobierno de Panamá actuar.