• 13/10/2014 02:00

Las pandillas y la seguridad

Que la cárcel no sea centro de planificación de crímenes mayores

La tragedia del viernes pasado en San Pedro Sula, Honduras, viene a remarcar el sentido de urgencia que tiene el combate sistemático y continuado que requiere la delincuencia pandillera. ‘Bajo ninguna circunstancia quedará impune’, fueron las palabras de colofón que uso el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, para cerrar la horrorosa jornada en que fueron asesinadas las fiscales Marlene Banegas Brevé y Olga Patricia Eufragio. Con más de cincuenta impactos en su cuerpo, se confirma que Banegas era el encargo principal, quien en agosto de 2013 había logrado la condena de tres pandilleros involucrados en una masacre de diecisiete personas y, por ello, había recibido varias amenazas de muerte. Aún cuando —lamentablemente— no es nada nuevo registrar la violencia de las maras en Centroamérica, no pueden dejar de indignarnos estos crímenes, que además son un atentado a la institucionalidad hondureña. Causa mayor horror conocer que las investigaciones indican que esta matanza fue planeada en el Centro Penal de San Pedro Sula, volvemos sobre historia conocida, los centros penitenciarios convertidos en cuarteles de las pandillas. A los ciudadanos solo les queda la esperanza de que las palabras del presidente hondureño no caigan en saco roto, que los responsables vayan a la cárcel y que la cárcel no sea centro de planificación de crímenes mayores.

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