• 20/03/2015 01:00

Silencio esperado

Solo queda esperar que la excontralora se dé cuenta de que cooperar con la justicia será mejor camino que callar

L uego de la práctica de la diligencia indagatoria por parte de la Fiscalía Segunda Anticorrupción en la residencia de la ex contralora general de la República, Gioconda Torres de Bianchini, el país se entera de que ocurrió lo esperado. Pero no por esperado menos indignante. La exfuncionaria se acogió a su derecho constitucional de no declarar contra sí misma. El hecho no es de menor importancia. La más alta representante de la más importante entidad de control y fiscalización del Estado durante la pasada administración, ante una investigación que guarda relación con la malversación de fondos públicos en la adquisición de comidas deshidratadas, caso en que los montos involucrados superan los cuarenta y cinco millones de dólares, decide no cooperar con la vindicta pública. Habría que recordar, en este momento, que así empezó el exdirector del Programa de Ayuda Nacional (PAN). Aunque también habría que decir que ante el caso de la señora de Bianchini vale recordar su deplorable presentación en los estrados de la Asamblea Nacional, cuando fue citada para rendir cuentas de su gestión. Aquella vez demostró un desconocimiento inexcusable de sus responsabilidades y del manejo de los asuntos que competían a su despacho. Solo queda esperar que, más temprano que tarde, igual que Rafael Guardia Jaén, se dé cuenta de que cooperar con la justicia será mejor camino que callar.

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