Reto de la fiscal Morcillo

Si bien desde un inicio, conforme se iba destapando el escandaloso caso de Cobranzas del Istmo, los ciudadanos —en su sabiduría sencilla— iban imaginando los entresijos de esta trama, jamás se pensó que semejante atraco estaría planificado de la forma en que hoy nos vamos enterando. Más allá de los contratos ilegales, las coimas, los pagos ilícitos y el robo al erario, todo evidencia una vulgar asociación ilícita para delinquir en la que funcionarios y particulares armaron una estratagema —que nunca pensaron sería descubierta— desde la aprobación de la ley que abrió la puerta a la tercerización del cobro de impuestos hasta la delación de Cristóbal Salerno Ballesta. Ahora, la palabra la tiene la vindicta pública, en particular la fiscal Cuarta Anticorrupción, Ruth Morcillo, si para cumplir con su responsabilidad requiere dedicación exclusiva o mayores recursos, debe decirlo a su superior y al país. Un caso como este tiene múltiples complejidades, además se ve sometido a astutos abogados —ojalá no— que, olvidando su deber de ser auxiliares de la justicia, intentarán evitar llegar a la verdad. El atraco de Cobranzas del Istmo es ya un caso emblemático en la historia panameña y en la lucha contra la corrupción. Señora fiscal Morcillo, en este caso no puede errar, su carrera está en la palestra, Panamá se lo reconocerá o se lo demandará.