El futuro de Latinoamérica

Latinoamérica atraviesa por un serio desbalance social que la ha sumido en una vorágine de división de clases que si no se llega a acuerdos, las consecuencias serán funestas. Y no se trata solo de países como Panamá u Honduras, cuyas economías son diametralmente opuestas. De lo que se trata es de todos los latinoamericanos; de la similitud en la dejación, la avaricia o la estupidez humana que, siendo una región con muchas posibilidades de desarrollo, preferimos plegarnos a proyectos externos donde hacíamos y hacemos lo que nos dictan los grandes. Un solo caso resume lo que pasa con Latinoamérica, que produce y exporta cacao, pero importa y consume muchísimo chocolate. En pocas palabras, nosotros tenemos la materia prima, pero no hemos sabido desarrollar el producto terminado y así las fugas de divisas son enormes, afectando la riqueza nacional. Tampoco se trata de que ahora nos peleemos con los europeos, anglosajones o japoneses. De lo que se trata es de ampliar nuestras mentes y abrirnos a la ciencia; explorar en la tecnología y dar ese paso necesario para desarrollarnos como sociedades. Hay que destetarse del Gobierno y aprender a hacer país desde cada hogar. Se trata de darles las responsabilidades de educación y servicios básicos a las propias comunidades, empoderarlas y hacerlas crecer. Latinoamérica puede convertirse en la nueva tierra prometida; depende solo de nuestra inteligencia. El peligro que se cierne es que si no lo hacemos los latinoamericanos, seremos nuevamente presa fácil de los conquistadores. ¡Así de simple!