A sí como se acusaba que en el anterior Gobierno existía una justicia selectiva, pareciera ser que los autoproclamados independientes y la sociedad civil, antes conocida como ‘las fuerzas vivas', aplican en sus demandas una impunidad selectiva. Y ello es así porque dirigen sus dardos acusadores únicamente contra unas pocas figuras, que si bien es cierto tienen un grado de responsabilidad en el desprestigio del sistema, en cambio callan sospechosamente ante los verdaderos responsables de los graves problemas por los que atraviesa actualmente el país. Ello se refleja en el silencio social que contribuye con la impunidad absoluta de los exfuncionarios en el manejo irresponsable de las finanzas públicas; en el manejo de los estamentos de seguridad; en el manejo de la protección del medio ambiente, por solo mencionar algunos casos. Ante esta vergonzosa impunidad los llamados grupos de presión, que de pronto están activados, no solo deben enfilar sus reflectores hacia algunos rostros que fueron reelectos por el voto popular, sino también hacia aquellos que fueron rechazados en las urnas por su soberbia, su irresponsabilidad, sus negociados y sus encubrimientos y que ahora están disfrutando del retiro en algún paradisíaco destino con el silencio cómplice de muchos que contribuyen con una obsequiosa política de impunidad y de olvido. ¡Así de simple!

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