• 13/10/2019 00:00

Diálogos post mortem

Opinión editorial del 13 de octubre de 2019

La grave crisis ecuatoriana se veía venir desde que el nuevo gobernante, Lenín Moreno, se alió con los adversarios políticos para modificar el proyecto de Rafael Correa, su mentor. Al acabar con algunos importantes subsidios y aplicar la peligrosa política de endeudamiento del FMI, la inconformidad estalló. El gobierno ecuatoriano no previó las consecuencias de sus medidas e irresponsablemente no aplicó el principio de la gobernabilidad que indica que las decisiones que afectan a la población tienen que ser fruto del consenso. Los pobres de Ecuador se levantaron y en respuesta vino la imposición, la torpeza y la represión. Ya van varios muertos, centenas de heridos y miles de detenidos. Y lo peor es que el gobierno mantiene las medidas impopulares aduciendo que son beneficiosas para la economía del país y que los miles y miles de manifestantes quieren promover un golpe y destruir el sistema democrático y que son empujados por Maduro y Correa, dándoles un protagonismo que solo se lo creen los asesores de Moreno y protagonistas de la crisis. Ahora el gobierno invoca a un diálogo tardío cuando los ánimos están caldeados y ya no hay confianza, porque el camino está lleno de cruces. Ojala en nuestro país nunca se dé una crisis como la ecuatoriana, que a todas luces es producto de la incapacidad gubernamental para lograr consensos y de la intolerancia política que ha llenado de luto y dolor al hermano pueblo.

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