• 10/08/2020 00:00

Nueva ley de transparencia

Opinión editorial del 10 de agosto de 2020

El éxito de una sociedad está basado en varios aspectos. La democracia, la libertad de expresión, la equidad y la transparencia, entre otros. Este último punto, la transparencia, debe ser algo intrínseco de cada ser humano, porque entre más transparencia, mayor es el desarrollo. Ahora que nos sometemos a la reforma de la ley de transparencia, es importante que el nuevo documento sea de un alcance extraordinario y no nos limitemos a hacer cambios que casi no cambian nada. La ley de transparencia actual está centrada en el poder que se le da a la persona para que exija a los funcionarios e instituciones que se le dé “x” o “y” información. En uno de sus artículos establece que “las instituciones del Estado están obligadas a brindar, a cualquier persona que lo requiera, información sobre el funcionamiento y las actividades que desarrollan, exceptuando únicamente las informaciones de carácter confidencial y de acceso restringido”. La nueva ley debe ir más allá, porque debe fomentar realmente la transparencia como obligatoriedad, no cuando se la pide una persona. La información debe ser de carácter público, de libre acceso en los sitios web, exceptuando aquella “confidencial o de carácter restringido”. La nueva ley debe también contener sanciones más severas contra el funcionario que se niegue a entregar y a publicar una información. Estos son los cambios que debe promover esa reforma y es lo que espera la sociedad. ¡Así de simple!

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