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- 21/08/2021 00:00
Rusia e Irán, cercados por bases militares de EUA y la OTAN
En 1990, Estados Unidos (EUA) y Rusia suscribieron un pacto, en el cual se estipuló que la OTAN no ampliaba su dominio hacia los países de Europa del Este. Sin embargo, después del colapso de la Unión Soviética en 1991, EUA y sus socios de la OTAN cambiaron las reglas del juego, y comenzaron a desarrollar una agresiva política de ampliación del teatro de operaciones hacia los países que habían formado parte de la antigua Cortina de Hierro.
Entonces, EUA, violando las estipulaciones del acuerdo con los rusos, hizo que países que habían formado parte del Pacto de Varsovia y los que nacieron después de la desintegración de algunos de ellos ingresaran como miembros de la OTAN: Polonia (1999), Hungría (1999), la República Checa (1999), Bulgaria (2004), Rumania (2004), Eslovaquia (2004), Eslovenia, Letonia (2004), Lituania (2004), Estonia (2004), Croacia (2009), Albania (2009), Montenegro, y Macedonia del Norte (2020).
En los últimos años, las más polémicas pretensiones de nuevas adhesiones a la OTAN han sido las de Georgia y Ucrania. El expansionismo de la OTAN hacia el patio trasero ruso hace parte de la aceitada estratégica política de seguridad de Europa, liderada por EUA. Cuando se analiza con detenimiento el mapa de las ubicaciones de las fuerzas de la OTAN en Europa y Asia, se concluye que se encuentran cercanas a las fronteras rusas e iraníes, y desde luego, ambos países están rodeados por decenas de bases militares de EUA y de la OTAN, localizadas estratégicamente. De allí la importancia para los intereses estratégicos de EUA, el incrementado de los apoyos militares a los países miembros de la OTAN que hicieron parte de la Cortina de Hierro para impedir que regresen a la órbita política y estratégica de Moscú.
En parte, los conflictos en Ucrania se derivan del interés que tienen EUA y la UE de incorporar a Ucrania en el eje de la OTAN, para aumenta su influencia geoestratégica en el patio trasero ruso. Y lo más polémico es que lo hacen desconociendo que los vínculos históricos, políticos, étnicos y culturales entre Rusia y Ucrania van más allá de los trazados fronterizos, dado que Kiev, la capital de Ucrania, fue la primera capital del Imperio ruso en el siglo X. En consecuencia, Ucrania históricamente ha sido parte de la esfera rusa.
El ex secretario de Estado de EUA, Henry Kissinger, ha dicho que últimamente la Casa Blanca y “la OTAN no han comprendido que, para Rusia, Ucrania no es un país extranjero, porque la idea de la creación de un Estado ruso nació en Ucrania”.
Ahora los rusos justifican la incorporación de Crimea, sustentado en el hecho histórico de que la administración del territorio de Crimea fue cedida por Rusia a Ucrania en 1954. Por lo tanto, carece de lógica que, ante la expansión de la OTAN, Rusia admitiera que su base militar en Sebastopol y su Flota del Mar Negro cayeran en manos de la OTAN.
Cuando, durante la administración de Obama, la Casa Blanca, declaró que los escudos antimisiles estadounidenses en Polonia y la República Checa serían abandonados, el mundo creyó que se llegaba al fin de las tensiones militares entre EUA y Rusia en Europa del Este. Sin embargo, no fue así, los escudos antimisiles estadounidenses cercanos a las fronteras rusas no fueron abandonados, sino ampliados para consolidar más el dominio estratégico de EUA en Eurasia.
La respuesta de Rusia fue firmar una alianza con Irán y China para afrontar el cerco de las bases militares de EUA y de la OTAN en Asia Central y el Oriente Próximo. Por eso, los acuerdos de cooperación militar, nuclear y de desarrollo de tecnologías espaciales firmado con Irán y China no solo son para crear un escudo de misiles, sino para contrarrestar los despliegues militares de EUA y la OTAN hacia sus cinturones de seguridad estratégica. Por eso resulta trascendental para la paz mundial el acuerdo de estabilidad estratégica que pactaron Biden y Putin en la cumbre en Ginebra.