• 19/11/2010 01:00

La llorona

Glosas de la realidad política de Panamá.

CAMBIA EL MENÚ

Un cabo comentando que ahora van a cambiar de menú, porque Niko’s ya no suplirá los alimentos, sino que lo hará el Boulevard.

NEGOCIO HEBREO

Parece que aquí están unos inversionistas que viajaron desde Israel pa’ cuadrar todo lo relacionado a la expedición de documentos personales de seguridad: Pasaportes, licencias y cédulas. ¡Negocio santo le dicen!

AUMENTO A JUBILADOS

Como ahora la producción de cervezas pagará parte del aumento de los jubilados, un chusco comentaba que de seguro le van a llamar ‘Ley Atenógenes’. ¡Jooooo!

CON BILL GATE

Que Lucy anda por EEUU participando de una reunión con Microsoft.

CELEBRACIÓN

Los que estaban muy felices en El Paladar eran los hermanos Sánchez de Promed y Carlos Tasón. Uno de los meseros escuchó que celebraban la nueva mega contratación directa con la CSS.

BUNEAU VARILLA

Muy atinado el artículo de Eduardo Morgan ‘Que no se repita la historia’ recordando que ayer, 18 de noviembre, se conmemoró el aniversario de la firma del Tratado Hay-Buneau Varilla que atentó contra los derechos soberanos de Panamá por tantos años.

¡LO IRÓNICO!

Irónicamente, ayer se anunciaba que en Washington se celebraba en estos días una reunión de empresarios y funcionarios de Panamá.

REGAÑADOS

Alguien me comentó que Vásquez Raña envainó a Sanchiz y compañía y a los delegados del gobierno que participaron de la reunión en México pa’ resolver el entuerto panameño. ¡Vayan y arreglen esa vaina!, les ordenó. Parece que va a haber otra reunión.

EL QUE VOLVIÓ

Alguien del PRD le manda a decir a ‘Bolo’ que recuerde dejar descansar la lengua, porque con tanto agitarla va a lograr que le recuerden que él acaba de regresar al partido. Que su militancia es itinerante, intermitente y por eso le van a llamar ‘El hombre direccional’. Se prende, se apaga... ¡Jooooo.... ta’ peluda esa peleíta!

¿Y MIS CENTAVOS?

Que un supermercado muy popular y un restaurante de comida rápida se la tiran de vivos a la hora de dar vueltos en centavos. Dicen que no tienen y trasquilan a los clientes. Si algo le cuesta 99 centavos, usted termina pagando un dólar. ¡Y qué decir de mi cajita feliz! ... y que nadie llore!

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