• 07/12/2016 11:10

El país que no queremos

Hace ya diez años atrás en materia de licitación de los duty free de los aeropuertos se quiso jugar vivo

En este mundo de la aceleración, la inmediatez, el espectáculo o como quieran denominarlo hay que estar cien por ciento atento a cada acto, omisión o indiferencia que lleva detrás de la misma, una intención descarada, ruin, egoísta, ventajosa para unos versus otros. Más aún cuando de tema de Estado se refieren. Hace ya diez años atrás en materia de licitación de los duty free de los aeropuertos se quiso jugar vivo. Un nuevo jugador quería entrar a la plaza en este negocio. Como decimos en buen panameño “por fuera”. Pensaba entrar de la mano de influyentes miembros del gobierno. Iban a cuadrar todo para que este nuevo jugador se hiciera con los duty free del aeropuerto. Los concesionarios del patio se dieron cuenta de esta jugada y empezaron a manifestar su malestar pero como en todas las cosas del gobierno cuando alguien grande está interesado no hay quien le haga lo que denominamos en panameño “ground”. El nuevo jugador había inclusive contratado una firma de abogados que estaba preparando el pliego de cargos a su imagen o semejanza. Es decir, para participar en la licitación solo podía entrar El con El. Así las cosas hubo la necesidad de hacer bulla. Mucha bulla para que las cosas caminaran de conformidad con la ley. La licitación se corrigió y se hizo sometiendo la concesión a un derecho de llave pagadero anticipadamente y luego un canon de arrendamiento mensual con un porcentaje de las ventas como ingresos adicionales del Aeropuerto Internacional de Tocumen. Esto permitiría al Aeropuerto tener de antemano dinero para continuar con su programa de ampliación o pagar sus deudas comerciales. Diez años después sorprende el anunció del Aeropuerto de Tocumen señalando que la nueva licitación por los mismos duty free no será con un pago de derecho de llave elevado (en otras palabras cambiaran los términos y condiciones favorables para el país.) Es decir, los términos serán más favorables para los concesionarios y no para el Estado. Estas aberraciones ocurren porque en Panamá hay que estar 24 horas despierto para evitar los goles y por ende afecten a los más pobres y necesitados. Todos sabemos lo importante que es el Aeropuerto Internacional de Tocumen para la economía del país y el éxito del hub de las Américas. Debemos multiplicar el hub para atraer a otros jugadores aeronáuticos en un clima de sana competencia. Pero que tanto de ello hay cuando su actual gerente fue director en la junta directiva del mayor usuario del aeropuerto internacional de Tocumen y uno de los pilares en el negocio de Duty Free. Para evitar las usuales sospechas en un país donde todo es sospechoso nunca debió aceptar ese cargo. Ese es el grave problema en Panamá y contamina una licitación pública para los mejores intereses nacionales. No hay otra opción. El que quiera la concesión pague más en la entrada y alejemos las usuales sospechas.

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