• 06/03/2011 01:00

Intervención urbana: memoria histórica y desarrollo de la ciudad

En otra entrega de opinión presenté algunas ideas relacionadas con la ausencia de un proceso reflexivo que orienta la producción de la a...

En otra entrega de opinión presenté algunas ideas relacionadas con la ausencia de un proceso reflexivo que orienta la producción de la arquitectura en ciudad de Panamá. También hablé de la debilidad de la institucionalidad del Estado para la promoción y el control del mismo proceso (La sutil diferencia entre arquitectura y repostería, La Prensa, 21 de enero de 2011). Con el anuncio desierto del acto de construcción de la Ciudad Gubernamental, traigo a escrutinio el tema de la planificación urbana como práctica para orientar recursos y reinventar la ciudad de Panamá.

El año 2011 ofrece una coyuntura especial para el desarrollo de la Ciudad. Estamos en el momento de producir una ciudad que tenga capacidad de ofrecer calidad de vida, identidad y reforzar elementos relacionados con la memoria histórica. El impulso que da a la economía las obras de ampliación del Canal, así como la inversión del Estado en grandes proyectos urbanos parece ser excepcional. Informes y especialistas indican que la economía del país se mueve bajo la perspectiva de un notable crecimiento económico con posibilidad de promover condiciones favorables para su desarrollo. En contrapunto, la inversión pública en materia urbana se mueve sin una brújula orientadora.

La ciudad de Panamá está siendo objeto de importantes obras de transporte, infraestructura vial y de equipamiento urbano. Las obras en marcha como lo es la ampliación del Canal y otras terminadas como la Cinta Costera son buenos ejemplos. La Cinta Costera y la posibilidad que ha tenido de crear espacios y puntos de encuentro para la población citadina ha sido uno de las bondades de ese espacio. Tenemos un buen punto de partida. La conexión vial entre la ciudad nueva y el Casco Viejo ha sido otra iniciativa ejecutada y cuyo resultado no considero desacertado en sí, pero sí desafortunada en su gestión. La ampliación de este proyecto sobre el centro histórico fue ‘martillada’ al margen de lo institucional, incumpliendo con lo que establece la regulación ambiental de proyectos y las consideraciones del hecho patrimonial.

Los futuros proyectos urbanos que se tienen anunciados en ‘gatera’ son la Ciudad Gubernamental, el Metro de Panamá, el Centro de Convenciones, la Torre Gubernamental, los tres puentes viales uno en Albrook otro en la avenida de los Mártires y el último entre el cruce de la avenida Nacional con la avenida Omar Torrijos. Destaca en construcción de la sede del Tribunal Electoral, junto al actual Mercado de Abastos y suena por allí un tercer puente sobre el Canal.

La articulación de estos proyectos desde la perspectiva de la planificación urbana parece no tener relación. No es público o evidente que exista para estas iniciativas un análisis funcional, de movilidad urbana, de diseño arquitectónico, de mejora e integración de aspectos ambientales, de eficiencia energética, de aprovechamiento de infraestructura y de servicios existentes bajo el marco de una gestión de planificación urbana. Todos estos proyectos se conciben y se ejecutan de manera aislada, desarticulada y desenfocados bajo el lente planificador. La ocasión para la construcción y ejecución de estas obras bajo un ejercicio de planificación urbana articulado y gestado desde el escenario del Estado, parece ser un evento desaprovechado: otro sueño u otra pesadilla. La oportunidad de tener una ciudad de calidad, moderna y de escala humana parece estar perdida. La oportunidad de reconstruir el legado urbano mediante intervenciones planificadas que tengan capacidad de revertir procesos de deterioro, de aprovechamiento de la disponibilidad de recursos financieros, de la capacidad de servicios e infraestructura existentes, de articular elementos históricos y culturales no está siendo valorada.

Las obras proyectadas dentro de una metodología guiada con objetivos de planificación podrían, por ejemplo, honrar la inauguración de la ampliación del Canal en el 2014. Este marco histórico, único e irrepetible ofrece la oportunidad de pensar en el diseño y reconstrucción del área de La Exposición y Calidonia y del casco central, ya deteriorado y cuyo proceso de decadencia puede ser revertido con intervenciones puntuales y articuladas para producir cambios. El esfuerzo y la inversión en la construcción de oficinas para las instituciones oficiales, sumados a las bondades de un transporte masivo y eficiente ofrecido por el Metro de Panamá es una oportunidad excepcional. La propuesta de orientar la inversión promovida por el Estado para integrar la ciudad que Belisario Porras promovió en 1914 para celebrar la apertura del Canal, con la nueva ciudad que celebra su ampliación un siglo más tarde, sería proyectarnos al siglo XXI como una ciudad con memoria y consciente de su condición entre mares al servicio del mundo.

Surge la posibilidad de articular la Cinta Costera al gran diseño de una ciudad reinventada que celebre al Canal ampliado, evento que jamás olvidaremos. Una ciudad a escala humana entregada a sus ciudadanos. La visión de la gran ciudad de Panamá bajo el escrutinio y los ojos del mundo que estamos transformando. Al final del camino es un asunto de cómo queremos vernos, hacia dónde queremos ir y qué es lo que queremos ser o parecer.

En ausencia de una visión integradora de carácter estatal y bajo el alcance de una administración de gobierno, toda esta inversión no tendría otra cosa que sumar al caos al cual estamos inmersos y del cual no parece haber salida.

Mientras algunos seguimos en esta reflexión, otros siguen preocupados por los carnavales, las ratas y la basura, los menos por el agua, que tanta falta hace, y perdidos en la duda de que si los artículos constitucionales resolverán la ineficiencia institucional y de cómo usarla para sofocar los infiernos carcelarios donde se calcina nuestra juventud, el principal recurso capital de este país.

*INGENIERO. HUBERT HUMPHREY FELLOWSHIP.

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