• 10/04/2011 02:00

Zoquete

Había un discípulo que andaba siempre preocupado en estudiar los antiguos textos de las más diversas tradiciones.

Había un discípulo que andaba siempre preocupado en estudiar los antiguos textos de las más diversas tradiciones.

No se ocupaba en lo único necesario, mirar, escuchar, saborear desde el silencio. Éste se empeñaba hasta en ‘escuchar el silencio’. Tarea imposible.

Un día, se postró ante el Maestro y le espetó, de entrada:

— ¡Venerable Señor, estoy muy confundido! ¿Por qué existen tantas religiones, tantos caminos, demasiadas místicas y tradiciones si, en definitiva, el camino solo puede ser uno?

—¡Insensato!—, le respondió el Maestro. —Cada persona es un camino, una enseñanza, una posibilidad infinita.

—Pero...

—¡Ni pero ni manzana!—, respondió de buen humor el anciano. —De haber algo, cada uno debe escoger lo que mejor le vaya, la senda que mejor le conduzca a la cima de la montaña.

—¿Y cuando llegue allí?—, dijo el discípulo, que no tenía un pelo de tonto.

—Pues, se encontrará con que no hay nada. ¿O no es este el significado del ‘neti, neti’? ‘Ni esto ni lo otro’, de todas las tradiciones.

—¡Pues, estamos bien con lo que me dice, Maestro! Aquí veo un radical escepticismo—, repuso el joven sin inmutarse.

—Y yo lo que veo es un trascendental zoquete. Y dicho esto, el Maestro se alejó con la más amplia de sus sonrisas a quemar unas varillas de incienso ante el altar de Buda. ¿O era el de Shiva?

*PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVER SIDAD COMPLUTENSE DE MADRID (UCM). DIRECTOR DEL CENTRO DE COLABORACIONES SOLIDARIAS (CCS).

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