• 25/04/2011 02:00

¿Qué le digo?

N o hay duda de que las últimas cuatro a seis semanas han sido cruciales y marcarán decididamente el rumbo que ha de tomar el país en lo...

N o hay duda de que las últimas cuatro a seis semanas han sido cruciales y marcarán decididamente el rumbo que ha de tomar el país en los próximos meses. Los WikiLeaks y el drama alrededor de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) son desalentadores para un país que busca a toda costa ser considerado ‘país de primer mundo’. Ya sabemos de sobra todo lo que se viene haciendo desde hace 15 años; o sea, los cuatro últimos gobiernos incluyendo el actual, en material de desarrollo de infraestructuras. Pero la parte humana y cultural no parece progresar positivamente.

Conversaba recientemente con el hijo de un buen amigo y volví a poner en revisión muchos de mis conceptos sobre desarrollo humano y cambio social. Eso es sano a la luz del presente deterioro. Debe existir cada cierto tiempo una reevaluación sobre las premisas que gobiernan nuestra visión sobre el mundo; una revisión de nuestra escala de valores. En un mundo cambiante y coexistiendo en una sociedad que vive en constantes transformaciones, esa revisión nos permitirá como homo sapiens primero y luego como miembro de la misma, ajustar nuestra visión sobre el momento y, ante todo, el rol que debemos o queremos jugar en ella.

Este joven de 20 años, alegre, con amigos y conocidos, activo socialmente, pero de igual manera y, a diferencia del común de los muchachos de hoy, posee un agudo sentido del momento y una acuciosa perspectiva crítica sobre la vida, la sociedad y la realidad. Complementa su educación formal con la investigación personal e independiente. Es un ávido lector y un entusiasta observador de los eventos internacionales, geosociales y geopolíticos, que moldean la dinámica global. Tiene grandes aspiraciones; cree que es necesario revolucionar el estatus quo y pretende, algún día, ser pieza clave, sino de apoyo decidido de su generación, para trasformar el mundo (por allí pasamos todos) para bien.

Concentrando en sus ideales y trabajando afanosamente para alcanzar sus sueños profesionales, la algarabía política de los últimos meses le llamó la atención, levantó la mirada para ver el escenario de la patria chica y ha quedado espantado. Trata de descifrar las responsabilidades adquiridas por los participantes de esta telaraña de insinuaciones, acusaciones y contraacusaciones. Y no comprende cómo es que la mayoría de las personas dice que ‘no va a pasar nada’.

La conducta de los involucrados, los que son retratados en WikiLeaks y en el caso de la CSJ, es la misma conducta del juegavivo en sus expresiones más bajas (por los que supuestamente van a quejarse a la Embajada de los Estados Unidos) y las más siniestras que atentan contra la integridad de la nación (por los que supuestamente están involucrados en crímenes de drogas).

Con sus vestidos y sus corbatas caras, comparten intimidad espiritual con el de la acera que te vende un disco compacto pirateado, o el directivo de un colegio que amaña los términos y los requerimientos de un contrato para beneficiarse y favorecer a un familiar o conocido. O con el empresario millonario que propone y paga sin pestañear la coima para obtener ventaja en los negocios con el Estado. La diferencia está en la extensión y profundidad del daño ocasionado a las raíces sociales y la grave afectación al sistema y desarrollo de un país que mira con desdén y busca el momento en que pueda salir de sus problemas y desventajas sociales.

Peter Drucker señaló: ‘Las personas con las que un individuo trabaja, y en especial sus subordinados, saben en unas cuantas semanas si dicho individuo posee integridad o no. Puede que pasen de largo muchas cosas: incompetencia, ignorancia, inseguridad, o falta de modales. Pero no perdonarán la falta de integridad en el individuo’.

Además de los miles de preguntas que quedan por responder, debemos entender que la falta de integridad de personas directamente relacionadas a los grupos políticos y al sistema judicial —en posiciones de liderazgo a través de todo el sistema— y que se supone son modelo para nuestros jóvenes, es un daño social de incalculables consecuencias.

Drucker también señaló que: ‘Ningún individuo debe ser elegido a un puesto de mando si la gerencia no está dispuesta a que el carácter del individuo sirva como modelo para los subordinados’. Es obvio, por decir lo menos, que el efecto y las ramificaciones asociados a estos casos se manifestarán por muchas décadas en el desempeño social y productivo del país si no hacemos lo correcto y necesario; si no hacemos lo que este joven de 20 años sabe que hay que hacer.

Ya hemos hablado de los mecanismos legales que existen para dignificar este país, buscar la verdad, pero ya se ha dado cuenta de que de eso se burlan. Entonces: ¿Qué le digo?

*COMUNICADOR SOCIAL.

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