• 28/04/2011 02:00

Ser fuertes ante la adversidad

La fortaleza es la capacidad de mantenernos fieles a nuestras convicciones y hacerle frente con firmeza a las diferentes situaciones que...

La fortaleza es la capacidad de mantenernos fieles a nuestras convicciones y hacerle frente con firmeza a las diferentes situaciones que encontramos en la vida. Los fuertes no se dejan tentar por lo que no les conviene o no es bueno para ellos o para otros, así se les presenten bajo una forma atractiva y seductora. Son personas aplomadas, serenas, que infunden confianza y tranquilidad entre quienes las rodean. No confundamos, sin embargo, la fortaleza con la inflexibilidad, el cerramiento de espíritu o la dureza de corazón. Gracias a la fortaleza aprendemos también a resistir la adversidad, las enfermedades y el dolor en todas sus formas y a luchar contra ellos sin amargura, seguros de salir adelante.

Si somos fuertes, evitamos que nos arrastre el pesimismo o el desánimo en un mal momento; tampoco cerremos los ojos frente a nuestras debilidades y aceptémoslas tal como son, con honestidad, con fortaleza. Solo así podremos controlarlas. Encontraremos obstáculos como la cultura del facilismo y el placer de los sacrificios, porque las estrategias de consumo que nos llevan a la debilidad, nos hacen caer en tentaciones. No sigamos ejemplos de doble moral y corrupción; más bien vamos a sonreír ante los problemas que pueden sacarles fuerza a la desgracia, porque el que es firme en su corazón, con su conciencia de aprobación de su conducta, persevera en sus principios hasta la muerte y les dará fortaleza eterna que llenará sus vidas.

El desánimo acompaña a muchas personas como contrapunto de la fortaleza y ellas deben aprender que existe en la vida dos grupos de personas: los fuertes y los débiles que atraen las tragedias en busca de soluciones para sus problemas, que nunca encuentran. Sin embargo, ser fuertes no significa ser violentos. La violencia no es más que la respuesta a grandes problemas emocionales y los fuertes son personas centradas, con capacidad de resolver situaciones. La debilidad nos forma en un halo de depresiones y reconocerla nos permite salir de su influencia. El valor de la fortaleza debe llevarnos a ayudar, a soportar a los demás dentro de un trato cortés, suave y dedicado a proteger a aquellos que nos necesitan.

Lo que somos gracias a nuestra fortaleza nos beneficia, pero a otros les produce envidia, uno de los antivalores más despreciables. Los fuertes reciben desprecios, frases desagradables, a veces rechazo; pero allí aflora la fortaleza y sobrellevan lo negativo para que no toquen sus esperanzas en el futuro. Los fuertes analizan lo negativo que les dicen; primero entristecen, luego piensan lo escuchado hasta crecerse por encima de esa envidia; los fuertes se engrandecen con lo que son, los envidiosos agraden y ofenden.

Seamos fuertes, sin violencia.

*MÉDICO — ROTARIA.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus