¿Por qué hay fiscales tercos?

El 20 de abril pasado, el diario, La Estrella de Panamá, me publicó un artículo sobre al caso del ex presidente Ernesto Pérez Balladares y la supuesta vinculación con el blanqueo de capitales. En esa ocasión expresé que no veía tal delito y agregué: ‘La sabiduría de mis 55 años más la inteligencia mediana que poseo me señalan caminos distintos a los que tomaron las autoridades judiciales. Siento que ahora, éstas se encuentran en laberintos difíciles, en veredas vidriosas y espinosas que para salir de ellas, tendrán que hacerlo con mucho cuidado. Cada día me convenzo de que el caso debió ser dirigido hacia otros escenarios judiciales, pero al hacerlo sólo por lo de blanqueo de capitales, al juez no le quedará más remedio que dictar una medida opuesta a la que pide el fiscal’.

La posición del juez noveno penal, Diego Fernández, me dio la razón en lo que me atreví a difundir. Lo anterior lo subrayo, debido a la falta de valor y coraje de muchas personas que, a sabiendas de las injusticias que se pudieran cometer, guardan silencio por temor a las represalias. Para mí, es mejor la represalia que tener una conciencia perturbada, intranquila, al no defender una causa que considero justa.

En esta oportunidad me pregunto, ¿por qué los fiscales son tercos? ¿Por qué no admiten sus errores, por lo menos con el silencio? ¿Por qué quieren alargar la agonía de los perseguidos con apelaciones que en derecho no deben prosperar? Ya ha de llegar el día en que los funcionarios tengan que pagar el doble de lo que le hacen perder a los ciudadanos y al Estado debido a sus injustas actuaciones.

Una persona terca es aquella que se mantiene firme en una opinión o actitud, a pesar de las razones o las dificultades que pueda haber en contra. Es empecinada, testaruda, tozuda. Pareciera que en el país hay muchos funcionarios judiciales que caben en esa definición.

Quiero destacar la posición del juez noveno de la rama penal, Diego Fernández. Lo hago no para vanagloriarme por lo que publiqué dos semanas antes de su posición legal. Es una acción que me satisface al saber que la justicia cuenta con hombres y mujeres que fallan en Derecho. Lo hago para estimular a otros que se encuentran en serias disyuntivas. Me imagino que a más de uno le habrán ofrecido prebendas, mejores posiciones salariales y ascensos si fallan en contra del inocente.

Cuando apareció el escrito sobre blanqueo de capitales algunos cibernautas publicaron a pie de página opiniones a favor y en contra. Uno de ellos señaló; ‘Sr. Rene que verguenza cuanto le pagaron por el articulo? este escrito esta hecho para defender al Toro. tenga vergüenza’. Encontrarán varios errores gramaticales, pero lo he reproducido tal como fue redactado. Así como este hubo otros, como también muchos que apoyaban mi punto de vista.

No estoy defendiendo a Ernesto Pérez Balladares; lo que hago es llamar la atención de aquellos jueces y fiscales que se dejan amedrentar o influir. Tengan el valor y el coraje para hacer justicia; permitan que la verdad resplandezca y si por algún motivo se equivocan, por lo menos guarden silencio y eviten, con sus apelaciones, más sufrimientos de aquellos que se sienten perseguidos por una mala administración de justicia.

Sé que igual al artículo anterior, recibiré opiniones a favor y en contra. A los que lo harán les repito lo que redacté el 20 de abril: ‘He leído, con mucho detenimiento, las aportaciones que han hecho sobre mi escrito donde planteo la pregunta ¿qué es blanqueo de capitales? No voy a entrar en los aplausos ni en las críticas, sólo aprovecho el espacio, para felicitarlos, a todos, por atreverse a decir lo que piensan en torno a un tema sensitivo. Sigan así; ejerzan ese derecho que les regala el sistema democrático; no se callen ante lo que ven mal y aplaudan lo que está bien. Dios derrame muchas bendiciones sobre ustedes y de nuevo, gracias por los comentarios’.

*EX SECRETARIO DE PRENSA DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA.