• 02/07/2011 02:00

Los consensos tras bastidores

H istóricamente hay un solo referente en que los pensantes de la clase política panameña se han puesto de acuerdo: negociar la alternabi...

H istóricamente hay un solo referente en que los pensantes de la clase política panameña se han puesto de acuerdo: negociar la alternabilidad de poder; esto supone consensos tras bastidores que muy difícilmente le son informados a las llamadas bases, que impotentes solo les resta esperar la coyuntura electoral para hacerse de algún caramelo que en el camino son repartidos por las corrientes clientelistas y electoreras arraigadas en los diferentes colectivos, las cuales, a la sazón, son las que detentan el poder económico y por consiguiente inciden de manera categórica en los contenidos programáticos de las respectivas hojas de ruta.

La praxis de convertir a la política en una industria, metáfora acuñada de manera cer tera por Eusebio A. Morales, cobra relevancia en nuestros días donde pareciera que estamos viviendo un año preelectoral atesorado por un partido en el poder carente de visión de Estado y de un aliado confundido y aturdido por las recientes declaraciones de un presidente que no negocia, pero dispuesto a imponer criterios visiblemente empresariales por encima de acuerdos pre establecidos en petit comité.

Las señales que se envían, premeditadas en algunas ocasiones, han empezado a ser interpretadas en su justa dimensión por la gran mayoría del pueblo panameño, que siente que el seis por ciento de crecimiento económico que se exhibe de forma triunfante no llega a sus hogares para cubrir siquiera los gastos que se derivan de la canasta básica.

El correlato de esta lectura desnuda y pone en evidencia una crisis en la alianza de gobierno, la cual ha sido orquestada por el partido CD para deshacerse o, en el peor de los casos, arrodillar a su aliado de camino y quedar en solitario para de esta forma legitimar y allanar el camino de Ricardo Martinelli, mismo que representa el resumen de una derecha populista dispuesta a romper con el mito de que en Panamá un partido en el poder no puede reelegirse.

Pero ojo con esto último, las contradicciones de la clase dominante en el poder no son contradicciones antagónicas, las mismas comparten intereses comunes y como dice Costa Pinto ‘es en el nivel de las clases sociales donde las situaciones generan las actuaciones, y donde las ideas e ideologías dejan de ser simples devaneos para volverse fuerzas sociales históricamente activas’.

Habrá que esperar la recomposición del PRD, al cual no hay que descartar, o hasta donde pueden llegar los piropos que han empezado a construir los dos ‘outsiders’ que a su juicio están por encima del bien y del mal: Juan Carlos Tapia y Rubén Blades; el primero un especialista de boxeo y el segundo un narrador urbano de salsa tropical.

*PERIODISTA.

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